After Dark; los secretos de una noche que no duerme
Las 23.55 marcan el comienzo de una largan y extraña noche en donde suceden cosas que atraviesan el umbral de la fantasía para internarse en un mundo de sueños y extraños sucesos intercalados con la cruda realidad de la noche en la ciudad Japonesa.
Haruki Murakami (1949) es un escritor japonés. Desde pequeño estuvo muy influenciado por la cultura occidental, especialmente por la literatura y la música jazz, diferenciándolo del resto de los escritores japoneses. Su destacada trayectoria le ha valido ser nombrado por la crítica internacional como el autor japonés más prestigioso, reconocido e influyente del momento.
Leer a Hakuri Murakami nos puede recordar una situación muy familiar, es como la sensación de perplejidad que tenemos al despertar luego de un largo y profundo sueño, en la que tratamos de entender ese collage de imágenes continuas que se nos cruzaron por la cabeza mientras dormíamos la noche anterior. Ese esfuerzo mental en donde intentamos entrelazar e interpretar los cabos sueltos de situaciones inconexas que no necesariamente encontrarán un fin o una explicación.
En After Dark el autor nos traslada a una noche dentro de los suburbios de una ciudad de Japón, en ella encontraremos dos historias paralelas con diferentes tipos de narraciones y miradas. Por un lado tenemos la historia de Mari Asai una joven muchacha de 19 años quien decide no llegar a su casa, ni dormir durante toda la noche, dedicando su tiempo a leer sola de bar en bar, pasear y alimentar gatos. Hasta que se ve interrumpida por Kahashi un joven músico conocido de su hermana.
Por medio de la conversación de ambos, empezamos a conocer entre líneas la personalidad de cada personaje, Mari denota como una joven reservada, sin ansias de compartir con nadie más que consigo misma, lo que en un comienzo dificulta la interacción con Kahasi quien está deseoso por conocerla. A través de los gestos y la descripción detallada del lenguaje corporal de ambos personajes, vamos conociendo cada vez más las particularidades de cada uno.
La segunda interrupción en la noche de Mari se trata sobre la encargada de un motel que viene a pedirle ayuda con una prostituta agredida por un cliente. La descripción mantiene el grado de violencia necesario sin cruzar al límite de la burda morbosidad. Es así como el autor nos guía a un viaje onírico , que se une con situaciones factibles y crudas de la realidad, en el sentido de las tantas cosas que pueden ocurrir en una madrugada mientras todo el mundo duerme.
POR ROCIO OLMOS DE AGUILERA