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Por Ramiro Castiñeira
Economista jefe de Econométrica
Leven Anclas
(Dólar y Tarifas)
Durante años la reacción del
Gobierno ante la inflación fue, además
de negarla y manipular el INDEC, pisar
tarifas y el tipo de cambio para no generar mayor presión sobre el índice de precios. Decisión que llevó a un creciente
deterioro fiscal en manos de los subsidios, y a un mayor atraso cambiario de
mano de la inflación.
El círculo vicioso que operó principalmente entre 2008 y 2013, llevó los
subsidios y el atraso cambiario a magnitudes insostenibles para el BCRA, única
fuente de financiamiento del tesoro. El
año pasado emitió pesos por 3,5% del
PBI para financiar el déficit fiscal y también perdió U$S 13.000 millones de sus
reservas, aún con cepo. Solo en Enero
de 2014 perdió U$S 2.800 millones adicionales, poniendo punto final al "más
de lo mismo".
Sostener el atraso cambiario cuesta.
Durante la convertibilidad el Estado vendió sus empresas y tomó deuda a un
ritmo de U$S 9.000 millones anuales para
financiar el déficit externo que generaba
el "1 a 1". Cuando ya no quedó nada por
vender ni deuda por tomar, se terminó
abandonando la convertibilidad, con
default y crisis mediante. Poco más de
diez años después la Argentina se encontró nuevamente financiando el atraso
cambiario, ahora con las reservas acumuladas en los años mozos del modelo.
El BCRA con nueva conducción a la
fuerza dio cuenta de que ya no puede
sostener el atraso cambiario con sus
reservas (no dos años) y devaluó un 25%
en solo una semana. Al mismo tiempo
subió las tasas de interés desde 18%
anual a poco más de 30% anual, como
"nueva ancla" de la economía, con el
objetivo de reducir la brecha entre tasa
de interés y la expectativa de devaluación
(del informal) que barajan privados.
Por supuesto que con ello no se solucionan los problemas macro, pero el
BCRA deja de exponer sus reservas y
balance para financiarlos. En vez de exponer su patrimonio, vía devaluación le
transfiere a los privados la pérdida de
financiar los déficits.