MP 82 MALAS PALABRAS NRO 82 | Page 32

por Alfredo Grande (APe).- Una de las dife- rencias, a mi criterio, entre izquierdas y derechas, es que las izquierdas desar- man lo abstracto para en- contrar las materialidades que son su fundante, mien- tras que las derechas dilu- yen las materialidades en abstracciones que las encu- bren. Para muestra basta un botón, si el botón es un ana- lizador. Hay notas sobre el cambio climático. Es una abstracción, porque el cam- bio climático es consecuen- cia, no causa. La materiali- dad del cambio climático es efecto de la necesidad de sobre-productividad del sis- tema capitalista, que maxi- miza su insaciable sed de lucro, a través de la deno- minada obsolescencia pro- gramada. El consumismo, o híper consumo, logra que en forma simultánea se con- suman mercancías caras, inútiles, incluso tóxicas, y que las necesidades básicas continúen insatisfechas. Ahora mal: decir nece- sidades básicas insatisfe- chas, o peor aún, su sigla NBI, deviene abstracto por- que queda encubierto que son las consecuencias de E stadística políticas públicas de exter- minio. De la misma forma, cierta oposición sostiene un antimacrismo abstracto, co- locando en una persona la causa de todos los males. Encubriendo todos los ma- les que fueron la causa de que una persona disponga de la «licencia para gobersinar». Licencia que vence el 10 de diciembre, aunque hasta los organis- mos internacionales saben que está vencida, y sigue manejando sin registro. La ventaja política de las derechas en plantear toda discusión en abstracto, es que no se puede demostrar su verdad. Apenas necesita ser verosímil. En su máximo nivel de abstracción, habla de «socialismo real». Mien- tras sigue mencionando a un «capitalismo abstracto», ya que el capitalismo real ha fracasado en todo el mun- do, y muy especialmente el llamado desarrollado. A menos que el triunfo sean las diversas formas de organizar y anunciar las muertes. serás Lamentablemente, y lo digo con conocimiento de causa, es cuando esa capa- cidad de abstracción se apo- dera de las izquierdas. Por ejemplo: se deplora la po- breza. Se ayuda, y muchas veces con valentía e infinito esfuerzo, a los pobres. Pero vale señalar que «pobre» es una abstracción. Pero tan perfecta que esa abstrac- ción queda materializada. No hay pobres. Lo que hay son personas empobreci- das. O sea: desangradas, estafadas, evisceradas, desangeladas. Y hace déca- das. El espanto actual no es por la «cosa» (el hambre») sino por su exagerada am- plificación. Mientras el ham- bre podía barrerse debajo de las alfombras de los res- taurant, al modo del chiquilín de Bachín, la voz del movimiento de los chi- cos del pueblo, que aullaba 32 que el hambre es un crimen, era oída pero no escucha- da. Es lo que las derechas hacen con la contundente materialidad: no la niega, la deplora, la lamenta, se ras- ga las vestiduras (de traba- jo, no las de gala) pero tra- baja con prisa y sin pausa para diluir todos los proble- mas de la realidad, en abs- tracciones existenciales. In- cluso hablan de la «natura- leza humana», cuando esa «naturaleza natural» ha sido subvertida por una «natura- leza cultural represora». Que las derechas toman como la única naturaleza posible. Ganadores y P erdedo- res. El ganador se queda con todo, como canta ABBA. Los derechos humanos han devenido la mayor abstrac- ción en la historia de la hu- manidad, quizá con la úni- ca excepción de las religio- nes sacerdotales. En abs -