transnacionales que se be-
nefician con los salarios más
bajos del hemisferio, que
cesen en su afán de explo-
tar los vastos yacimientos de
oro, petróleo y cuanta ri-
queza le queda aún al pue-
blo haitiano tras 500 años
de pillaje colonial. Es hora
de dejar de intervenir para
mantener a un gobierno
cuyo único sostén viene de
afuera, por su voluntad
manifiesta de seguir refor-
zando el sistema neocolo-
nialista que impulsa sobre
todo EE.UU., contra Haití y
la región entera, como se
vio en el apoyo dado por
Moïse al golpe de Estado en
Venezuela. Hemos visto que
el pueblo haitiano rechaza
rotundamente esta estrate-
gia intervencionista.
Alzamos nuestras voces
para apoyar las reivindica-
ciones populares que des-
de hace meses levantan con
cada vez mayor unidad y
fuerza. Entre ellas, la nece-
sidad de una transición de
ruptura que acabe con el
sistema anti-popular para
poner a la mujer y al hom-
bre haitiano en el centro de
las preocupaciones sociales,
económicas, culturales, po-
líticas y estatales; juicio a
los culpables del robo de los
fondos de la cooperación
venezolana Petrocaribe y de
las masacres en los barrios
populares; una conferen-
cia nacional soberana (diá-
logo entre haitianas y
haitianos) para encarar los
urgentes problemas que en-
frentan a partir de la parti-
cipación amplia y vin-
culante de sus partidos po-
líticos, organizaciones y
movimientos populares.
Frente a la represión
desatada contra los cientos
de miles de manifestantes,
con 19 muertos y 189 heri-
dos en pocas semanas, nos
ponemos de pie para exigir
el respeto de sus Vidas y
Dignidad, de todos los De-
rechos Humanos que les
asisten. Cuando un pueblo
es sometido, torturado, opri-
mido por un invasor,
goza del sagrado derecho a
la Rebelión. Nadie mejor
que el pueblo haitiano lo
sabe y lo ha practicado, al
igual que todos los pueblos
libres del mundo. La hora ha
llegado.
Exigimos a la ONU, a los
gobiernos de nuestros paí-
ses, que reconozcan y res-
peten la justa pretensión
que ejercen de construir su
propio destino. Los instamos
a asumir que es el momen-
to histórico de saldar las
deudas que tienen con Uds.,
de indemnizarles y hacer
reparaciones por todos los
crímenes cometidos, por la
humillación y arbitrariedad
de 15 años de ocupación
militar, golpes de estado,
fraudes electorales, decenas
de miles de muertos con el
genocidio del cólera intro-
ducido por la MINUSTAH,
15
los asesinatos selectivos, la
represión constante contra
toda manifestación popular,
las masacres de población
civil, las violaciones y abu-
sos sexuales perpetrados a
niños, mujeres y jóvenes a
quienes arruinaron sus vi-
das.
Sumamos
también
nuestro rechazo al desplie -
gue de una nueva misión de
la ONU, la BINUH, sobre
todo en ausencia de esa
debida reparación. Como
Uds. bien denuncian, sería
una infamia y una violación
flagrante del derecho inter-
nacional ya demasiado
bastardeado, con el mismo
desprecio hacia el pueblo
haitiano y el mismo apoyo
a las fuerzas más retrógra-
das de vuestro país.
Hermanas y hermanos
haitianos, han dicho BASTA,
y nosotros, los pueblos de
la región, decimos BASTA
con Uds. ¡Su lucha es la
nuestra!».