Desde los más diversos rincones y sectores de nuestra América, entre los que podemos
destacar a diversas organizaciones sociales, políticas y gremiales, o personalidades como
Nora Cortiñas o Adolfo Pérez Esquivel, se hizo llegar expresiones de solidaridad a la lucha
frontal que vienen dando el pueblo de Haiti, en las calles y por todas las vías, exigiendo la
renuncia del presidente Jovenel Moise
Apoyo continental
en defensa del
p ueblo h aitiano
«Un reclamo que se alza
como grito ensordecedor,
para que se aleje el presi-
dente, su gobierno y el par-
lamento por no tener ya
ningún viso de legitimidad
ni de capacidad para gober-
nar. Un reclamo de dignidad
y libertad que se levanta
desde el hartazgo del ham-
bre y la miseria planificada,
el saqueo y la corrupción
descarados, la violencia
institucional y de bandas
criminales en connivencia
con el gobierno y la emba-
jada de EE .UU.y el ninguneo
y avasallamiento internacio-
nal. Un reclamo que por su
persistencia y masividad
deja en evidencia que,
pese a todos los poderes re-
unidos en su contra, el pue-
blo tiene la responsabilidad,
el derecho y la capacidad de
construir su propio destino.
El consenso de la socie -
dad haitiana es unánime en
el rechazo a la continuidad
del régimen neoduvalierista
PHTK, a la presencia humi-
llante de la ONU y toda in-
Presidente
Jovenel Moise
jerencia extranjera. Los
más vastos sectores socia-
les, desde los empresarios
hasta el campesinado, las y
los obreros, trabajadores,
cuentapropistas, intelectua-
les, profesionales, la Iglesia
Católica, estudiantes, muje-
res, artistas, todo el espec-
tro político de la oposición
haitiana se niegan a seguir
reconociendo un régimen
con intereses ajenos a los
suyos, que le condena y le
sacrifica al hambre y las más
brutales privaciones, para
servir a potencias extranje-
ras.
Hacemos nuestro su re-
clamo ante la ONU, la OEA,
los gobiernos de EE.UU. y
todo el Grupo Core, los paí-
ses –muchos de América la-
tina- que durante años
mantuvieron tropas milita-
res y policiales de ocupación
al mejor estilo colonial sa-
queador, invirtiendo miles
de millones de dólares para
imponer su proyecto de «es-
tabilidad» y de «justicia» a
14
través de la MINUSTAH, la
MINUJUSTH y elecciones
fraudulentas como las que
colocaron primero a Michel
Martelly y después a Jovenel
Moïse en la presidencia.
Exigimos a esos poderes
que abandonen la fal-
sa caracterización y demo-
nización que hacen de Hai-
tí y que respeten su dere-
cho a la autodetermina-
ción. El pueblo de Haití,
Ustedes, no precisan tutela
política. Necesitan que les
dejen en paz para poder
atender la dramática situa-
ción de necesidad de
millones de personas sin
vivienda, agua potable,
electricidad, saneamiento,
sin trabajo, sin acceso a la
alimentación imprescindi-
ble; situación infame en que
los han dejado estos su-
puestos protectores.
Reclamamos a los go -
biernos de EEUU, Francia,
Canadá, Brasil, la Unión
Europea e instituciones
multilaterales, con sus