nos observadores estimaron que el
«Cordobazo» significaba el principio
del fin de Onganía. Sin embargo, éste
permanecería al frente de la conduc-
ción oficial un año más», dice Gerardo
Bra en su libro «El gobierno de
Onganía».
Para Tosco, «el saldo de la batalla
de Córdoba –el Cordobazo– es trági-
co. Decenas de muertos, cientos de he-
ridos. Pero la dignidad y el coraje de
un pueblo florecen y marcan una pá-
gina en la historia argentina y latinoa-
mericana que no se borrará jamás. En
las fogatas callejeras arde el
entreguismo, con la luz, el calor y la
fuerza del trabajo y de la juventud, de
jóvenes y viejos, de hombres y muje-
res. Ese fuego que es del espíritu, de
los principios, de las grandes aspira-
ciones populares, ya no se apagará
jamás. En medio de esa lucha por la
justicia, la libertad y el imperio de la
voluntad soberana del pueblo, parti-
mos esposados a bordo de un avión
con las injustas condenas sobre nues-
tras espaldas. Años de prisión que se
convierten en poco menos de siete me-
ses, por la continuidad de esa acción
que libró nuestro pueblo, especial-
mente Córdoba, y que nos rescata de
las lejanas cárceles del sur, para que
todos juntos, trabajadores, estudian-
tes, hombres de todas las ideologías,
de todas las religiones, con nuestras
diferencias lógicas, sepamos unirnos
para construir una sociedad más jus-
ta, donde el hombre no sea lobo del
hombre, sino su compañero y su her-
mano», sostuvo el mítico dirigente
lucifuercista.
Para el dirigente Christian Rath, se
trató de «la huelga política más im-
portante de la clase obrera argentina
hasta ese momento».
«Para tener una idea entre 1966
cuando sube Onganía, hasta 1969, la
productividad por hombre había cre-
cido 1/3, las paritarias estaban con-
geladas, había una devaluación que
se abatió totalmente sobre la clase
obrera, el fin de los arrendamientos
que llevan a sectores del campo prác-
ticamente a migrar de su tierra, es una
situación de conjunto, pero todavía no
llegamos al punto. Es una huelga po-
lítica, tiene la particularidad de que
escapa al dominio de la burocracia sin-
dical peronista, pero la segunda gran
singularidad histórica que termina de
caracterizarlo es que la consigna mas
coreada en el Cordobazo es «luche y
no deje de luchar, por un gobierno
obrero, obrero y popular», recordó
Rath.
El estado de rebelión popular vivi-
dos a partir de las movilizaciones de
mayo, conmovieron las estructuras
políticas, sindicales y económicas del
país. «Con el Cordobazo, la misión
suprema del estado burocrático auto-
ritario, su razón fundamental, caducó
espectacularmente: el orden, la paz
social que debía garantizar, se había
evaporado», afirma Guillermo
O’Donnell.
Cincuenta años después del
Cordobazo, al pensar que dos obre-
ros pierden la vida cada veinticuatro
horas en la Argentina crepuscular de
2019 y las pibas y los pibes de quince
años, tildados de agitadores en aque-
llos días, hoy son explotados por las
mafias narcopoliciales o resultan víc-
timas de los repetidos casos de gatillo
fácil; es necesario repensar causas,
ideales y solidaridades que animaron
aquella épica de miles y miles de anó-
nimas y anónimos.
La vigencia del Cordobazo, cin-
cuenta años después, está en las ne-
cesidades de las grandes mayorías.
Una vez más la memoria demues-
tra la vigencia de las pesadillas impu-
nes y también la orgullosa resistencia
de los sueños colectivos inconclusos.
Fuentes: «Semanario de la CGT de los Argentinos»; «El gobierno de
Onganía», de Gerardo Bra, Centro Editor de América Latina, 1985; «Tiem-
po de violencia y utopía», de Oscar Anzorena, Editorial Contrapunto, 1988;
Entrevista a Christian Rath, «La Heine», página web, 31 de mayo de 2018;
«El historiador», de Felipe Pigna; libros del autor de esta nota.
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