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Las cifras oficiales dan 14 muertos; alguien tan insospechable como el diario alemán, da 50. Se dice que hay 500 detenidos, pero no se tiene certeza, porque esas in- formaciones son un secreto de estado. No acabó el tiroteo en Córdoba. Ni en Tucumán, ni en Rosario, ni en la Capital Federal. Durante dos semanas se sa- cudió el país, es cierto. Pero todavía quedan muchos para mantear. O hacer otra cosa, en fin», era la me - morable síntesis del 29 de mayo de 1969 publicado en el periódico de la CGT de los Argentinos. Medio siglo después del Cordobazo nada parece ser lo mis - mo. «Cuando la ola de resistencia po - pular se adueñó de Córdoba, tam- bién se constituyeron los consejos de guerra en la provincia mediterránea. En un principio, más de 400 deteni- dos fueron sometidos al tribunal mi- litar, entre ellos muchos «agitadores» de 14 y 15 años de edad. Entre los condenados, con penas que llegan a los diez años de prisión en algunos casos, hay obreros mecánicos, meta- lúrgicos, de Luz y Fuerza, estudiantes universitarios y secundarios. Junto a ellos, dos líderes sindicales que, para ejemplo de muchos, cumplieron con su misión de impulsar la lucha de los trabajadores, Agustín Tosco, secreta- rio general del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, y Elpidio Torres, secretario general de la filial SMATA en esa provincia», decía otra crónica del mismo medio. 19 Tosco escribió: Desde su prisión, -Nos han dicho invocando a la Patria que somos todos argentinos. Sabemos que es así formalmente, pero que hay una realidad más esen- cial: la mayoría de los argentinos quieren y defienden a su Patria; una minoría privilegiada y reaccionaria, reniega de la misma, la vende o la entrega…nuestra libertad tiene rela- tiva importancia. Todas las preocupa- ciones y esfuerzos deben dirigirse fun- damentalmente a erradicar el régi- men que oprime al país. A reconquis - tar los derechos sindicales conculcados. A lograr un reconoci- miento integral de los derechos hu- manos. En eso estuvimos todos y en eso debemos proseguir. En la acción por concretar esos ideales nos man- tendremos. La cárcel aprisiona nues - tros cuerpos, pero el espíritu es libre y con su solidez se derrota a los tira- nos – sostenía el dirigente que en 1975 moriría en la clandestinidad. «Días después Córdoba recobra la calma. Según se informa son 14 los muertos, mientras que los daños ma- teriales son cuantiosos. El «Cordobazo» dejó profundas heridas, más allá de las de orden físico. El go - bierno acusó el golpe y sintió la inse - guridad de momentos anteriormente no vividos por los argentinos. Algu-