conozcan a los estudiantes, sus intereses y
saberes previos, a partir de la relación
personal y un análisis permanente de
contexto;
confíen en que toda persona puede aprender;
vinculen el aprendizaje a la vida cotidiana
de los estudiantes;
se preocupen por ofrecer una formación
integral, que haga posible que cada
estudiante sea protagonista de su historia y
asuma un compromiso ciudadano crítico y
constructor de una sociedad más justa;
desarrollen un clima de acogida y
aceptación de cada persona valorando sus
diferencias;
aprovechen el desarrollo tecnológico y los
nuevos lenguajes como mecanismos de
empoderamiento;
revisen los resultados de aprendizaje a la
luz de los procesos que dan lugar a esos
aprendizajes, tomando en cuenta el contexto
y los saberes iniciales de cada persona.
Este proceso pedagógico, válido para todos
los niveles y modalidades, responde a las
distintas pedagogías de la Educación Popular
que buscan el desarrollo integral de la persona
en toda la complejidad de sus dimensiones.
(Pérez, 2003).
Los resultados: En la evaluación de las
escuelas de Fe y Alegría, en coherencia con el
valor asignado a una educación integral, se ha
planteado medir los aprendizajes cognitivos de
los estudiantes en dos áreas fundamentales
como son Matemáticas y Lenguaje, así como
también, sus actitudes y valores frente a
sexualidad, violencia, justicia, solidaridad y
cuidado del cuer ˂