desarrollan
una
gestión
democrática,
participativa y transparente;
promueven el buen clima educativo y la
comunicación
interna,
permiten
el
surgimiento de los conflictos y desarrollan
estrategias de resolución colectiva de los
mismos;
cultivan una cultura organizacional propicia
para la mejora: disposición a aprender, a
reflexionar sobre el quehacer educativo y la
situación del centro educativo; respeto
mutuo y trabajo colaborativo para alcanzar
metas comunes;
evalúan con una finalidad formativa;
fomentan la formación permanente desde
una visión integral de la educación y
pertinente con el plan de mejora elaborado
en el centro;
generan una cultura de la sistematización y
construcción colectiva del conocimiento;
comprenden que la misión de Fe y Alegría
va más allá del propio centro y trabajan con
otros de distintos niveles y con las
autoridades educativas para lograr una
educación pública de calidad.
Después de todo, los principios que la
orientan y los fines que persigue hacen que Fe
y Alegría se plantea permanentemente trabajar,
en todos los niveles y modalidades del sistema
educativo, por:
“…centros
educativos
compensatorios,
dotados de buenas bibliotecas, comedores
escolares,
salas
de
computación,
laboratorios, canchas deportivas, lugares
para estudiar e investigar con comodidad,
actividades
extraescolares
atractivas”.
(Pérez, 2003)
¿Qué analizar? Los contenidos de la
calidad
Fe y Alegría define la calidad de la educación
desde cuatro contenidos que, interre-lacionados entre
sí, responden a las características polifacéticas y
multidimensionales del concepto con las cuales se
identifica.
El contexto: En su programa de Mejora de
la Calidad, Fe y Alegría ubica el contexto como
un factor esencial para tener en cuenta en la
mejora de la calidad de sus centros educativos.
Sin conocer el contexto en el cual se desarrolla
y se proyecta un centro educativo, sería
imposible analizar la calidad del mismo. El
contexto define, limita y direcciona la intención
con la cual un centro trabaja. Solamente cuando
el centro educativo responde a su contexto, a su
realidad, a sus intereses, a sus necesidades y
desde allí desarrolla estrategias para mejorar y
transformar esa realidad, sólo en esa medida se
podrá definir que un centro educativo es de
calidad.
En el caso de las instituciones universitarias se
hace necesario considerar lo planteado por
Duart (2007), quien afirma:
“La institución universitaria debe ser esa
plataforma
internacional
para
el
intercambio cultural y la construcción de
conocimiento compartido. Su papel en el
mundo global adquiere cada vez más una
relevante centralidad.”
A continuación agrega:
“Pero no por ello debe abandonar su
determinante papel en el desarrollo del
contexto inmediato en el que se encuentra,
en el desarrollo regional, sino más bien al
contrario. La ambivalencia que puede
suponer esta doble visión, esta tensión
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