MOLA #6 Abril/Mayo | Page 40

L a vestimenta es más que Moda: Tu forma de vestir puede determinar cómo pensás por Laura Piríz Vilaboa. ¿Sabías que la ropa que vestimos no solo habla de nosotros mismos, sino que es capaz de influenciarnos? Así es, ella puede condicionar nuestro rendimiento y nuestro estado de ánimo. Cada vez más investigadores se suman a la investigación en este campo: psicólogos, sociólogos, neurólogos, diseñadores… Sus múltiples facetas han provocado que unos lo hayan bautizado como “Psicología de la Moda”. No cabe duda sobre la innegable influencia que ejerce la ropa sobre los procesos psicológicos de quien la lleva puesta. La doctora Karen Pine, profesora de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Hertfordshire (Inglaterra), pidió a un grupo de alumnos que fueran a clase vestidos con la camiseta de Superman. Esto cambió el pensamiento de los jóvenes, al menos durante ese día. Los voluntarios se describieron a sí mismos como más agradables y superiores al resto de los estudiantes. Y también como más fuertes, ya que en las preguntas sobre cuánto peso podían levantar, estos se consideraron más fuertes que los estudiantes con una camiseta sin dibujo o con su propia ropa, cuenta la doctora Pine en su libro «Mind What You Wear: The Psychology of Fashion». Hay muchas maneras de las que la ropa nos influencia y una de ellas es a través del significado simbólico que tiene una prenda de vestir. Adoptamos las características que asociamos a esa prenda y esto tiene realmente el poder de cambiar la forma en que pensamos y este proceso es llamado “cognición investida”. De hecho, diversos estudios refuerzan la creencia en este proceso. En la Universidad de Northwestern (Illinois), hace unos años probaron que ponerse una bata de médico mejora la capacidad de atención: los voluntarios vestidos con esta bata cometían la mitad de errores que aquellos que iban vestidos de calle. Sin embargo, cuando probaron a repartir a un tercer grupo idénticas prendas pero diciendo que eran de pintor, comprobaron que perdían el “efecto” de concentración. Así concluyeron que la sicología de la prenda está condicionada tanto por la simbología que se da a la misma, como la experiencia física de llevarla. Pero no fueron los primeros en llegar a esta conclusión. En 1990 Barbara Fredrickson, profesora de Psicología en la Universidad de Carolina del Norte, ya había descubierto en otro experimento que las mujeres que realizaron un exámen de matemáticas en traje de baño lo hicieron peor que las mujeres que se examinaron vestidas con una remera. 40