MITO Mayo. 2018 | Page 34

Juré matarte y olvidarte. Juré jamás volver a pensar en ti. Juré no

buscarte nunca más en mis sueños intranquilos. Juré mil cosas que a

la final solo terminaron condenándome al mayor infierno que pueda existir en mil mundos de juramentos rotos. Sin embargo, hay uno, el único que pude cumplir, sin temor a las llamas del infierno ni a los demonios del amor. Juré amarte por siempre.

Juan Diego Diaz

Delicada y ausente, pálida y silenciosa. Así te encuentras en mitad de la calle, en mitad de un bullicio que se confunde con tu silueta y te transmite a la nada inmediata. Siento tu silencio, tu respiración palpitante, te siento a ti. Sin embargo, la distancia es astronómica a pesar de estar a milímetros de tocarte. Avanzas sin tocar el piso si quiera, por más que tus pasos se confundan en la acera, y yo te sigo, te sigo en un intento ilusorio por alcanzarte, sigo custodiándote aunque te encuentres más en los arcanos de aquel mundo que construiste que en el palpable que te rodea sin tocarte.

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El flujo del mundo continúa y a los ojos de todos te mueves en él; pitos, clamores, música, risas, gritos… todo te roza sin apenas perturbarte y mientras tanto yo sigo detrás de ti tratando de salirme de estas paredes infinitas para entrar en la habitación que llevas en medio de la vida.

María Fernanda Alarcón

Mil juramentos rotos

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