Lanzarote del Lago
«Te nombro caballero», dijo Arturo
y púsome en el hombro su navaja:
Excálibur oficia en mí un conjuro
que lo hace posesor de mi mortaja.
Ante el Señor y ante Merlín yo juro
en esta mesa ronda sobre laja
que un caballero poderoso y duro
seré en la guerra que mi cuerpo ultraja.
Mas debo atribuirme un gran perjuro:
a la mujer que es reina en la baraja
la amo, Dios, y bajo el cielo oscuro
le hago el amor sobre la blanda paja.
La vil Morgana vende mi futuro,
y con protervia mi valor rebaja.
Ginebra arderá pronto en ígneo muro
y yo soy desterrado sin ventaja.
Regreso, sin embargo, fiel, seguro;
matando héroes rescaté a mi maja;
de los castigos del señor non curo;
solo por ella mi blasón trabaja.
En un convento hacia el que me apresuro
abandonó mi amada toda alhaja:
ahora que murió, mi cuerpo impuro
junto al de ella yacerá en su caja.
Por: Adrían París
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Fuente: Sombralarga