Entrevista apócrifa a Álvaro Mutis
Por: María Fernanda Alarcón.
Julián Rúa Pérez.
Entre la estela de brillantes escritores que conformaron el período de vigencia de la revista Mito, es posible tener el honor de ubicar a Álvaro Mutis como una de las insignias y eminencias de la literatura que aportaron a la publicación que siempre se preció de entregar pensamientos plurales y contundentes que permitieran reunir el sentir de la sociedad de entonces. Con su gran compendio de obras se llegó a consolidar como una de las voces más estridentes de la lengua hispana, siendo fiel siempre (tal vez de forma inherente) a ir por los límites de la escritura, acercándose así a la esencia de Mito. Es por ello que en esta oportunidad queremos sostener una entrevista apócrifa con él basándonos en textos sobre su obra y persona tratando de hacer una radiografía de ese Gaviero que siempre fue.
- Nació usted el 26 de agosto de 1923 en Bogotá, ese día es la festividad de San Luis IX rey de Francia, sobre lo cual alguna vez chanceó: “No descarto la influencia de mi santo patrono en mi devoción por la monarquía”. Es muy notorio en su obra la fascinación por esta milenaria forma de gobierno que se dice ser instituida por obra divina, de ahí su desdén por la democracia (al ser más popular y por decretos terrenales); hay un personaje en especial muy querido para usted: el rey Felipe II de España. ¿Qué es lo que hace tan fervorosa para usted su persona? Por cierto, escribió Crónica Regia que es una clara manifestación de su reverencia hacia él y su período monárquico.
…lo que decidió totalmente mi entrega a escribir la serie de poemas de Crónica Regia fue la lectura de las cartas de Felipe II a sus hijas en las que descubrí a un hombre de una ternura, de una ingenuidad y de un calor humano tan grande que derrumba la leyenda negra del monarca fraguada, desde luego, desde Francia e Inglaterra, por protestantes y cierto grupo de pensadores, hay que decirlo también españoles del siglo pasado./ En esas cartas no hay una sola mención a ningún asunto que tenga que ver con la religión; en cambio, les habla de su cuidado y de su salud, les aconseja que coman frutas, que caminen por los bosques; él amaba la naturaleza profundamente y era un ser lleno de humanidad y por completo alejado de esa suerte de fantasma absurdo que han querido crear. Entonces me dije que quería escribir los poemas sobre Felipe II.
(Barrero, Mario en “Felipe II bajo el prisma poético de Álvaro Mutis. Una boutade transformada en una mirada reverencial 417)
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