En la actualidad, asistimos a una (ONU) hipócrita sometida a Es-
tados Unidos, que niega con amenazas las armas nucleares a
quienes se niegan a plegarse a sus intenciones, pero en cambio se
las da a países como Israel, que utiliza una política de exterminio
con el pueblo palestino, para sustituir a sus habitantes por sus
propios colonos. La codicia de Estados Unidos es la verdadera
causa del auge del integrismo islámico, pues el ejemplo que da a
los países árabes es nefasto al intentar imponer por la fuerza go-
biernos afines donde le interesa.
Vivimos en una sociedad promiscua y sin valores, esto trae como
consecuencia una insatisfacción social que deriva en un afán des-
medido por la obtención de dinero por la creencia equivocada de
que eso solucionara su malestar. Los padres le dicen a sus hijos
que no hagan lo que ellos hacen, ¿Qué forma de dar ejemplo es
esa? Al sexo le llaman amor, para desvirtuar su verdadero signifi-
cado, puede haber amor en el sexo, pero no es lo mismo. Se ani-
ma a las mujeres a vivir una sexualidad descontrolada, con el ar-
gumento de que siempre podrán abortar, es absurdo mantener re-
laciones sexuales sin estar dispuesto a aceptar las consecuencias
que ello puede traer, es justo que los gobiernos respeten el libre
albedrío de las mujeres, pero también deben negarse a financiar
tales actos.
En la actualidad, vivimos ante unas organizaciones religiosas ob-
sesionadas por no perder sus privilegios y su poder, como en el
caso de la iglesia católica, que al negar a sus miembros el derecho
a casarse acabó convertida en un gueto de homosexuales dedica-
dos más al lucro y la violación de menores que a lo que deberían.
Los ciudadanos se están dando cuenta de que para buscar las
grandes verdades universales no necesitan intermediarios que les
digan lo que es verdad y lo que no, pues la sociedad lo que nece-
sita son religiones y no organizaciones religiosas, cuyo verdadero
fin es competir con los gobiernos por el poder. Por ello, es mejor
que la filosofía o la religión se enseñen a través de los colegios o
los libros y no mediante estas organizaciones sectarias.
No pretendo afirmar que todas las acciones hechas por gobiernos
o asociaciones siempre persigan falsos intereses, tampoco preten-
do negar que en el mundo hay muchas cosas positivas, pero es
cierto que solo a través de un análisis detallado de los hechos se
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