Mis ideas filosóficas | Page 89

tivas, tampoco piden igualdad en el reparto de bienes en el mo- mento de la separación, pues en muchos países son las más bene- ficiadas. El concepto de prejuicio, lo bueno o lo malo en muchos casos está condicionado por los dictámenes de las grandes potencias, no es que todo sea mentira, pero se utilizan las medias verdades para inducir a conclusiones equivocadas, como ocurre con el racismo. ¿El lector debería preguntarse qué hubiera sucedido de ganar los alemanes la segunda guerra mundial? Pues que el enfoque que se da en los medios de comunicación sobre el exterminio de los ju- díos por parte de los nazis, es el que se habría utilizado al tratar el exterminio de los indios en Estados Unidos, pero como ganaron los americanos aceptamos sin problemas los argumentos utiliza- dos para justificar tal exterminio. En el fondo los ciudadanos tienden a creer demasiado en los argumentos que las grandes po- tencias les dicen, principalmente por miedo, lamentablemente la sociedad se fija más en las apariencias que en la realidad. Después de la crisis económica de 1929 Alemania se encontraba hundida económicamente, con el fin de obtener el poder los nazis crearon el pánico acusando a los judíos de ser los culpables de to- dos los males y proponiéndose a sí mismos como supuestos sal- vadores, entonces la sociedad les creyó, pensaban que si el go- bierno lo decía tenía que ser verdad, los norteamericanos también utilizaron la calumnia como forma de justificar el exterminio in- dio, y así poder arrebatarles sus tierras, y del mismo modo los ciudadanos lo aceptaron. Esta estrategia de difamación como paso previo a justificar la agresión también fue utilizada después con el mundo árabe, para poder controlar sus reservas petrolíferas, sobre todo por parte de los países mal llamados “democráticos,” cuando un gobierno trata de hacer algo a sabiendas de que provocara re- chazo público simplemente opta por falsear la realidad y así con- sigue el apoyo ciudadano. En la historia se encuentran otros ejemplos parecidos, como cuando España afirmaba estar cristiani- zando América cuando lo que en realidad hacía era ocuparla, o cuando Inglaterra emprendió la guerra contra los Boers en Sudá- frica afirmando preocuparse por los nativos, cuando en realidad lo que querían era el control de las minas de diamantes recientemen- te descubiertas. 89