Mis ideas filosóficas | Page 87

gueses y se coaligan con las organizaciones religiosas para que les suministren una coartada de buena conducta que no merecen. In- tentan desmantelar todos los medios de protección social para crear un país de trincheras en el que la norma sea el sálvese quien pueda mientras ellos están en sus guaridas protegidos con todo su dinero. Es necesario entender, que no se puede crear una sociedad evolucionada si al mismo tiempo es una sociedad desunida. Las llamadas organizaciones “humanitarias” se dividen princi- palmente entre las que utilizan prácticas semiterroristas para con- seguir sus fines y hacerse publicidad, y las que solo persiguen un lucro económico, las primeras afirman que su supuesta buena in- tención justifica cualquier medio utilizado para conseguirlo, y las segundas que utilizan métodos propios de la usura, pues se sirven de los necesitados para pedir ayuda cuando su verdadero interés es enriquecerse, pues muchas de ellas llevan decenios hablando del hambre en el mundo para recaudar dinero pero no se preocupa de atacar el mal en su raíz, es decir en el control de la natalidad que es la verdadera causa de la superpoblación. Es cierto que la riqueza del mundo está mal repartida, pero también es cierto que si todo el crecimiento económico de un país se invierte en criar a más y más personas, entonces es evidente que el hambre nunca desaparecerá, pero esto parece no interesar a esas organizaciones supuestamente humanitarias. Esta es una época falsa y sin moral en la que los laboratorios far- macéuticos ya no buscan curar enfermedades sino vender medici- nas, hay que entender que su negocio es la enfermedad y no la sa- lud, porque si la gente estuviera sana no podrían vender sus medi- camentos, en el fondo a lo que se dedican es a vender esperanzas, pero a un alto precio. Es necesario que los ciudadanos descubran su propio poder de autocuración y se alejen de esos especuladores atacando el origen de las enfermedades es decir rechazando los malos hábitos de vida. Un medicamento puede ser muy útil, pero solo si se utiliza en su justa medida y como último remedio, pero lo correcto es actuar primero sobre las causas de la enfermedad, rechazando los comportamientos insanos que la han originado. Desde el final de la segunda guerra mundial las naciones vence- doras tan solo se han preocupado de repartirse el mundo afirman- do que los malos son los otros, pero no han dudado en derrocar 87