UN MUNDO DE MENTIRAS
Verdaderamente vivimos en una época en la que se le da más im-
portancia a las apariencias que a la realidad, este es un tiempo es-
pecialmente materialista en el que la obtención de dinero se con-
sidera más importante que la dignidad, pero ¿qué sentido tiene el
dinero si no se tiene dignidad? es cierto que el dinero es importan-
te para ser feliz, pero una persona puede tener todo el dinero del
mundo y ser al mismo tiempo infeliz, y otra persona puede vivir
con lo justo y sin embargo ser feliz, esto es así porque la felicidad
también tiene sus reglas y una de ellas es vivir con dignidad y
sentido común. Pero en esta época actual se le da más importancia
al dinero que a la dignidad, al crecimiento que a la solidaridad, es
una época falsa donde se tiene más en cuenta las apariencias que
la realidad, en la que se llama prejuicio a lo que no lo es, en donde
se dice que está Dios es justo donde se alberga el mal, porque la
verdad no es lo que se dice sino lo que es.
El hombre tiene que aprender a reflexionar sobre el mundo que le
rodea, tiene que comprender que el actual juego político de los
partidos entre izquierdas y derechas no es más que una obra tea-
tral con la que embaucan a los ciudadanos para negarles el dere-
cho a participar directamente en el diseño de las leyes al impedir-
les que puedan votarlas de forma individual. Los partidos de iz-
quierdas dicen preocuparse por los trabajadores, pero imitan los
métodos de la democracia esclavista ateniense del siglo V a.C.,
pues con sus políticas dirigen a la sociedad hacia un mundo mes-
tizo y desunido, que deriva en precariedad laboral, no les importa
vender a su país y a su raza por un puñado de monedas, dicen
preocuparse de los trabajadores pero solo les interesa enriquecerse
con el dinero público, además promueven la rebaja de condenas a
los criminales hasta el nivel de lo absurdo. En algunos países co-
mo España el castigo por matar a un hombre es el mismo que por
matar a mil porque solo se castiga el primer crimen lo que equiva-
le a unos quince años de cárcel, esto demuestra con quienes se
identifican los políticos.
Por otro lado los partidos de derechas se afanan por manipular la
información con el fin de que los ciudadanos voten justo aquello
que se les ha indicado con el fin de mantener sus privilegios bur-
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