Mis ideas filosóficas | Page 68

plementarias entre sí por el bien de toda la humanidad, pues la es- pecialización de los sexos en realidad mejora las expectativas que el ser humano puede conseguir. Pero algunos partidos estimulan frívolamente el odio de las mujeres hacia sus maridos con el fin de obtener su voto y mientras tanto miran para otro lado ante las rupturas matrimoniales y la caída escandalosa de la natalidad. Por culpa del feminismo las mujeres han contraído tanto miedo al ma- trimonio que cada vez más son más las que en lugar de tener hijos prefieren tener perros, en un ejemplo de absurdo evolutivo. Otra de las cuestiones en las que hay más diferencia entre las apa- riencias y la realidad son las mal llamadas democracias, pues en aquellos países donde se utilizan se asume que son modelos polí- ticos opuestos a las dictaduras, pero tal afirmación es falsa, pues en realidad son más parecidos de lo que parece, pues en ambos casos la población tiene una capacidad de participación política reducida, pues lo común es permitir a los ciudadanos elegir úni- camente la composición del parlamento pero siendo completa- mente vetados en la definición de las leyes, la auténtica democra- cia solo será posible cuando los ciudadanos puedan decidir de forma individual todas y cada una de las leyes. Resulta verdade- ramente patético ver como algunos países invaden a otros con el argumento de que es para restablecer la democracia, cuando la suya solo es aparente, esto recuerda los tiempos en que Roma in- vadía otros estados diciendo que era por su bien, porque según ellos solo vivían barbaros. En la actualidad sabemos que ni eran tan atrasados como se creía ni tampoco son tan honorables los motivos de los supuestos “demócratas” porque la verdad es que esto solo son excusas para actuar de forma imperialista. EL DILEMA DE LOS PROFETAS El gran dilema que la sociedad del futuro se debe plantear respec- to a los grandes filósofos o pensadores es. ¿Deben ser considera- dos como seres divinos o como seres humanos? El problema de la divinización de los antiguos filósofos como Buda o Cristo consis- te en que al plantearse como seres divinos y por tanto sobrehuma- nos se tiende a negar al librepensador la posibilidad de cuestionar las opiniones o afirmaciones de tales filósofos. Pero la cuestión 68