porcionar. El mito del feminismo propone que la realización de la
mujer solo es posible desempeñando ésta tareas típicamente mas-
culinas pero ¿si le preguntan a un niño pequeño si está de acuerdo
en que su madre se ausente para realizarse en el mundo laboral,
que creen que contestaría? Evidentemente su respuesta sería nega-
tiva pues son ellos los grandes perjudicados por el feminismo,
pues en aquellos países en los que se encuentra muy implantado
el índice de natalidad es escandalosamente bajo y los escasos ni-
ños que nacen en muchas ocasiones no ven a sus padres más que
en breves momentos del día, debido a la innecesaria competición
a la que el feminismo orienta a las mujeres, pues en muchos casos
el empeño por conseguir el dinero de dos sueldos se valora más
que una buena atención a los hijos. Una buena solución sería que
la mujer realizase únicamente trabajos de media jornada al menos
mientras sus hijos fueran pequeños. Otro ejemplo de como el rol
feminista ha causado estragos sociales al ser asimilado por algu-
nos gobiernos, es el caso de las separaciones matrimoniales pues
en la mayoría de los casos el hombre es vejado por la ley al exi-
gírsele la entrega de parte del sueldo, la vivienda y la custodia de
los hijos a la mujer. Es desposeído de todos sus bienes aun sin
considerársele responsable de la misma. Esto más que una separa-
ción representa una humillación pública del hombre, pues lo ideal
sería que todos los bienes se dividieran en partes iguales y por lo
tanto los cónyuges podrían utilizar la vivienda familiar un mes
cada uno repartiéndose así la custodia de sus hijos. Evidentemente
sería distinto si se hallara culpable de la separación a uno de los
cónyuges, pero una ley que otorga todos los derechos y propieda-
des solo una parte, además de ser injusta es un auténtico estímulo
para provocar la separación.
Es cierto que el feminismo es válido en muchas circunstancias
pues la mujer tiene derecho a ser libre y a no tener que soportar a
un hombre que la maltrata, así mismo tiene derecho a ser feliz
igual que un hombre, pero eso no significa que se deba olvidar
que cada sexo fue hecho por la naturaleza distinto por un motivo,
no para que uno sea considerado esclavo del otro, pero tampoco
para que se produzca una estúpida competición entre los sexos
para ver quién tiene la carrera más llamativa, pues la naturaleza
los hizo distintos para que se realicen tareas diferentes pero com-
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