rias que no hacen falta al existir mayor número de demandantes
para esos puestos de trabajo que puestos disponibles, favorecer a
los trabajadores que fingen enfermedades para pedir la baja frente
a aquellos que son honrados al no crear mecanismos suficientes
de supervisión ni recompensar justamente a quienes se sirven me-
nos de este recurso. Todos los ciudadanos deberían tener garanti-
zado un subsidio de desempleo básico de forma indefinida, pero
tanto los subsidios de baja por motivos no laborables como los de
desempleo deberían ser lo basta modestos como para no ser un
factor que desanime en la búsqueda de trabajo. Otro ejemplo de
picaresca es el caso los subsidios a las madres solteras y sin traba-
jo, algunos países se plantearon que era preferible proporcionarles
el dinero necesario antes que tener los niños en orfelinatos, pero
lo que no tuvieron en cuenta es que si a una mujer que dice no te-
ner recursos, se le paga lo necesario para mantener a un niño, esta
puede plantearse esta situación como una forma de empleo, exi-
giendo al estado la crianza de sus futuros hijos y en ocasiones fin-
giendo su soltería y convirtiendo esta situación en una auténtica
forma de parasitismo social, pues la mujer siempre puede negarse
a trabajar afirmando que tener niños pequeños de forma continua-
da se lo impide, de este modo los niños se convierten en rehenes y
fuente de riqueza para sus padres, pero también en un claro caso
de discriminación con respecto a aquellas parejas que son honra-
das. Por ello cualquier ayuda social debería ir siempre vinculada
al compromiso por parte del parado de aceptar el trabajo que el
estado pudiera proporcionarle y exigir a los padres biológicos que
asuman responsabilidades con respecto a sus hijos. Las políticas
económicas deben buscar siempre la equidad y por ello negarse a
premiar la vagancia, por eso los gobiernos deberían ofrecer úni-
camente trabajos sociales y no ayudas sociales excepto en aque-
llos casos en los que no fuera posible trabajar. Tampoco es lógico
que se promocionen películas o deportes que no interesan a nadie,
porque esto solo es una forma de corrupción encubierta. Otra
práctica lamentable que se observa cada vez más en Europa con-
siste en tratar de desmantelar el llamado estado del bienestar, es
decir tratar de destruir todos los derechos sociales conseguidos
desde el final de la segunda guerra mundial y todo ello como con-
secuencia de la manifiesta pasividad de los gobiernos en lo que se
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