cuando alguien quita una vida y lo hace de forma premeditada de-
be dar la suya como pago. Es decir que una vez demostrada su
culpabilidad ya no serían una prioridad los intereses que el delin-
cuente pudiera tener, sino de satisfacer justamente a la sociedad y
a las víctimas de los daños que pudiera haber causado, pues es ló-
gico que el precio por quitar una vida sea perder el libre albedrío
sobre la propia. No pretendo defender aquí la pena de muerte,
pues considero que una sociedad evolucionada no la necesita, pe-
ro si la única elección posible fuera liberar a los criminales tras
haber cumplido una parte ridícula de sus condenas o la pena de
muerte indudablemente sería preferible la pena de muerte, porque
solo los gobiernos débiles de las falsas democracias se plantean
únicamente el interés de los delincuentes y no el de las víctimas.
Esos gobiernos dicen que tener presos a los criminales durante
largo tiempo supone un gran coste para el estado. Pero entonces,
¿por qué razón no les pone talleres con los que poder trabajar en
las prisiones y así pagar sus deudas con el estado y con sus vícti-
mas? ¿Es que acaso el estado tiene alguna deuda inconfesable con
ellos? Lo correcto sería que el gobierno tuviera prohibido por ley
gastar más en un preso de lo que el mismo pueda producir en me-
diante su propio trabajo, porque no es justo que las víctimas ten-
gan que destinar una parte de sus impuestos a mantenerlos cuando
ellos pueden trabajar en prisión. Pero lo más vergonzoso de todo
es que en algunos países se han creado leyes para que un delin-
cuente pueda ser indemnizado por sus víctimas por los daños que
pudiera sufrir durante la comisión de sus delitos, partiendo de la
presunción de que se les habría tratado con excesiva dureza. Pero,
¿no es acaso deber del estado impedir cualquier aliciente para la
comisión de un delito? Por eso, lo justo tendría que haber sido
permitir al delincuente denunciar si quisiera a su víctima por el
supuesto maltrato que según él hubiera recibido durante la comi-
sión del delito, pero en ningún caso podría beneficiarse de ningún
tipo de indemnización, porque eso estaría en contradicción con el
deber del estado de combatir la delincuencia y procurar el bien
social. Pero estos políticos falsos demócratas reducen las conde-
nas de los delincuentes de mil maneras distintas y todo para bene-
ficiarse ellos al ser detenidos, y si eso no fuera poco inventaron la
ley del indulto para que en el caso de que no hubiera forma legal
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