tir la droga ya demostró su fracaso durante la ley seca en Estados
Unidos a principios del siglo veinte, y hoy en día los gobiernos
siguen gastando millones en la persecución policial con los mis-
mos resultados inútiles, no se dan cuenta que quienes mantienen
ese negocio en funcionamiento son los mismos consumidores,
que se niegan a aceptar que nadie les diga por la fuerza que es lo
que deben consumir y que no, es mediante el respeto a su libre
albedrío y tratando de convencer con razones y no con violencia
cómo los ciudadanos comprenderán al fin lo insensato del consu-
mo de drogas y es entonces cuando esa lucha se podrá ganar.
LA ESTACIÓN DEL CAMBIO
Podría decirse que desde un punto de vista biológico solo existen
dos estaciones, la estación del verano y la estación del invierno
puesto que el sistema biológico de nuestro cuerpo es a estas dos
estaciones a las que se adapta y es en las restantes dos estaciones
primavera y otoño en las que lo hace, por eso se suele decir que la
primavera la sangre altera, justo en ese momento entre mayo y
junio el metabolismo tiene que cambiar y adaptarse a las circuns-
tancias del verano, entonces es frecuente que se produzca fiebre,
irritabilidad, dolores en distintos puntos del cuerpo e insomnio, la
causa de esto es en mi opinión el hecho de que el calor favorece el
incremento de la actividad vírica en nuestro cuerpo, lo que provo-
ca que el sistema inmunológico se vea obligado a suministrar un
mayor número de anticuerpos al flujo sanguíneo. Durante el in-
vierno los virus se encuentran en general más aletargados a causa
del frío puesto que las bajas temperaturas son un medio desinfec-
tante natural, además ayuda a combatir las fiebres, pero en la pri-
mavera esto cambia, el incremento de las temperaturas favorece
un mayor desarrollo vírico en el aire y en nuestro cuerpo, enton-
ces el sistema inmunológico se encuentra de repente desbordado,
y se produce una apresurada lucha entre este y los virus con los
síntomas ya conocidos que terminará con la victoria de nuestro
metabolismo una vez los medios antivíricos se hayan incrementa-
do y adaptado a la nueva situación. Por ello, mientras los sínto-
mas sean leves es preferible no utilizar medicamentos para dar la
posibilidad a nuestro cuerpo de buscar su adaptación. En el otoño
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