se exigen la dimisión de aquellos que defienden estas ideas de
forma pacífica. Es como si se hubiera implantado un pensamiento
único, por el que estuviera prohibido apartarse lo más mínimo de
la política oficial al respecto, dándose por supuesto que quien de-
fiende la tesis de la superioridad racial o se opone a las mezclas
raciales, forzosamente tiene que ser igual que los nazis y por ello
puede ser insultado y linchado sin temor al reproche público. Hoy
en día está socialmente aceptado que el hombre es superior al
mono y sin embargo eso no significa que por ello quienes creen
esto defiendan que el mono deba ser maltratado o exterminado,
entonces, ¿por qué se considera que quienes se oponen a las mez-
clas raciales forzosamente pretenden el mal para las demás razas?
Es evidente que este es un pensamiento prefabricado de forma in-
teresada para consolidar el nuevo dominio de los vencedores de la
guerra, un dominio que se pretende imponer diciendo que el he-
cho de apoyar el mestizaje les hace distintos a los nazis y en con-
secuencia les legitima según ellos a crear un imperio mundial a su
gusto, pero en realidad su fin es convertir a la clase trabajadora en
una mezcla de esclavos mestizos en una sociedad caótica y llena
de diferencias de clase.
Los mestífobos pretenden defender las bondades del mestizaje pe-
ro, ¿cómo le van a explicar esto a las víctimas de los delitos co-
metidos por los inmigrantes ilegales? Como los atentados terroris-
tas y todo tipo de violaciones y crímenes. O quienes han perdido
su trabajo porque sus jefes se lo han dado a ellos. ¿Cómo pueden
pensar que una persona que entra en un país violando la ley una
vez dentro la va a respetar? El hombre está condenado a repetir
indefinidamente los mismos errores si se limita a seguir los tópi-
cos defendidos por las potencias vencedoras de las guerras. Es
cierto que rechazar estos tópicos implica navegar contra corriente,
pero también es cierto que la verdad solo es una y no se atiene a
quien gana o quien pierde una guerra, sino que es neutral y se re-
parte por igual entre todos los contendientes.
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