acoso al mundo árabe llevada a cabo por los Estados Unidos en
Irak y Siria con el fin de arrebatar a Rusia todos sus países alia-
dos, a la vez que apoyar a Israel, en un ejemplo claro de imperia-
lismo. Parece que hubiera una necesidad injustificada para provo-
car guerras con las que poder pagar a las empresas armamentísti-
cas norteamericanas por su apoyo económico a los partidos políti-
cos.
Además, partir del final de la guerra, se inculco en la mente colec-
tiva que todo aquel que defendiera que las razas deben vivir sin
mezclarse tenía que ser forzosamente un enfermo, y por ello se
inventó la palabra xenofobia, de esta forma ya no sería necesario
explicar por qué aquellos que defendían estas ideas no tenían ra-
zón, pues bastaba con utilizar esta palabra y todos sabrían que es-
te es un asunto tabú y que quienes se adentrasen en ello serán
considerados enfermos o enemigos del poder reinante. De esta
manera los vencedores de la guerra se sirvieron del miedo a los
nazis como forma de controlar a la población y justificar así su
propia hegemonía mundial y su campaña de imperialismo, es de-
cir que se asustaba a los ciudadanos contra los demás para ocultar
sus propios crímenes. Pero lo más patético de todo es que este
método de intimidación y alarma es el mismo que utilizaron los
nazis contra los judíos y ahora lo utilizan los vencedores de la
guerra para asustar a los ciudadanos y que estos se sometan más
fácilmente a su propia hegemonía mundial.
Todo esto al fin y al cabo no son más que estrategias de manipu-
lación mental para ocultar la verdad, he impedir que los ciudada-
nos piensen, pues cuanto mejor se opine sobre Alemania o sobre
los nazis, lógicamente menos temor se tendrá en oponerse a la he-
gemonía impuesta por los vencedores de la segunda guerra mun-
dial. Una prueba de ello son las innumerables bases militares que
los Estados Unidos tienen repartidas por todo el mundo.
Por ello, sería lógico pensar, que si a quienes se oponen pacífica-
mente a las mezclas raciales se les debe llamar despectivamente
xenófobos, entonces lo lógico sería considerar que a quienes apo-
yen el mestizaje habría que llamarles mestífobos, es decir todos
aquellos que temen y se oponen con histeria ante quienes defien-
den que las razas deben mantener su integridad sin mezclarse,
porque hay casos en los que se llega a actuar de forma violenta o
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