ciones como Estados Unidos o Roma fueron creadas principal-
mente por una sociedad de campesinos libres que sentían amor
por su patria y compartían el mismo nivel de progreso cultural,
porque la esclavitud tan solo sirve para proporcionar una vana ri-
queza a los tiranos. Pero la sociedad actual está repitiendo el
mismo error de Esparta, al crear un sistema basado en una mino-
ría de ancianos blancos mantenidos por una población mayoritaria
de esclavos o inmigrantes con unas condiciones económicas de-
plorables, según como se prefiera llamar. Se está repitiendo de
nuevo la torre de babel bíblica, en un caos de mezcla de razas y
culturas, en el que el único lema es el interés egoísta de los explo-
tadores, pero sin beneficio para el resto de los ciudadanos. La so-
ciedad debe corregir este grave error, protegiendo su identidad
racial y cultural, devolviendo cada raza en su debido lugar, para
que de esta forma se garanticen mejor sus derechos y puedan for-
mar sus propias naciones libres. Porque la justicia nace de la
igualdad y no del mestizaje, que los tiranos nos pretenden impo-
ner. Cualquier idea debe ser respetada si se hace de forma pacífi-
ca. Por culpa de la gente violenta, de cualquier signo político,
muchas veces las ideas ciertas son consideradas erróneas y las
erróneas consideradas ciertas, por ello, es necesario hacer un ejer-
cicio de imparcialidad y analizar los hechos sin ideas preconcebi-
das.
LA VERDADERA SUPERIORIDAD
Desde el final de la segunda guerra mundial la humanidad se en-
cuentra confusa respecto al concepto de superioridad, pues debido
a los crímenes de los nazis esa palabra se tiende a asociar con el
mal o el maltrato de unos seres humanos hacia otros, pero lo cier-
to es que la superioridad de unas especies respecto a las otras es
algo que existe en la naturaleza sin que esto tenga por qué ser mo-
tivo de controversia, pues es tan aceptable la posibilidad de la
existencia de especies superiores como de razas superiores. Por lo
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