engrasantes cada vez que nos lavamos, sin darnos cuenta de que
así eliminamos esa capa natural que protege la piel. Por ello la so-
lución es simple, solo debemos usar jabones desengrasantes en
aquellos casos en los que nos hayamos manchado con grasa, y
aun así debemos usar una cantidad moderada para eliminar solo el
exceso de grasa de la piel y no toda. Porque es propio de estúpi-
dos llenarse la piel de desengrasantes provocando que quede rese-
ca, y a continuación usar caros cosméticos para devolverle la hi-
dratación que antes le hemos quitado. No debemos dejar que nos
engañen los vendedores de cosméticos, porque la piel no necesita
que se le añada ni proteínas, ni vitaminas, ni mucho menos falsos
productos rejuvenecedores, porque todo lo que la piel necesita es
una alimentación sana y que se respete su propia naturaleza.
PRIMAVERA E IRRITABILIDAD
A muchas personas les ocurre que durante la primavera se sienten
más irritables de lo normal, en mi opinión la causa es un virus
llamado herpes que entre otros órganos actúa en nuestro cerebro,
un signo característico de su presencia es la sensación de malestar
ante la luz del sol. Estos síntomas se producen en primavera por-
que durante el invierno el frío mantiene aletargados muchos tipos
de virus y bacterias que se reviven con el aumento de la tempera-
tura, una vez el cuerpo genera por sí mismo los anticuerpos ade-
cuados para combatir esta clase de virus las sensaciones vuelven a
lo normal. Este virus puede provocar nerviosismo, irritabilidad o
insomnio, pero en ningún caso puede impedir que actuemos con
criterio y objetividad, pues aquellas personas que son normalmen-
te juiciosas no van a cambiar esto por el hecho de sentirse ligera-
mente nerviosos. Posiblemente todo terminará tras un leve dolor
de cabeza. Otra consecuencia que pueden causar los virus prima-
verales es la depresión, esta depresión no solo es la consecuencia
del malestar causado por las infecciones, sino que en parte puede
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