No es ninguna deshonra reconocer que Jesús igual que el resto de
las personas cometía aciertos y errores, pero también es justo re-
conocer que era un hombre excepcional, pues a lo largo de la his-
toria han sido muchos quienes han contribuido al progreso de la
humanidad, sea en el campo filosófico como en el técnico y eso
no implica que se les considere como seres divinos. Un pensa-
miento evolucionado es aquel que considera como divino única-
mente a las ideas acertadas pero no a las personas, pues estas pue-
den cometer errores, divinas por lo tanto son aquellas ideas que
por verdaderas están en consonancia con las leyes que rigen el
cosmos. Jesús fue un hombre que luchó por ahondar en la con-
ciencia de su sociedad para mejorarla, intentó propagar la doctrina
del bien y descubrir los valores espirituales al mundo, eso en sí
mismo ya es algo grande sin que sea necesario recurrir a encum-
brar su persona, por lo tanto lo correcto es reconocer la contribu-
ción de Jesús al progreso de las ideas, pero sin obsesionarse sobre
su naturaleza divina o humana.
Después de su muerte gran parte de las cosas que se dijeron sobre
él fueron invenciones, pues ni siquiera se conocía su fecha exacta
de nacimiento, en parte con el fin bien intencionado de favorecer
la expansión de las doctrinas que él había enseñado y por las que
había dado su vida, pero también con el fin de utilizarlo como ins-
trumento para obtener el poder con fines ilícitos y egoístas, como
ocurrió después con la iglesia católica, por ello se equivocan
quienes culpan a Jesús por los actos de quienes se autoproclaman
sucesores de él, lo correcto es juzgar a cada uno por sus propios
actos.
En lo que se refiere a los milagros, no creo que los que se atribu-
yen a Jesús sean ciertos, pero no debemos olvidar que vivimos en
un mundo milagroso, pues desde cierto punto de vista el hecho de
que salga el sol todos los días también tiene algo de ello, o el des-
cubrimiento de la aviación, seguro que quienes vieron volar por
primera vez un objeto construido por el hombre dirían que es un
milagro, o la llegada del primer hombre a la luna, vivimos en un
universo que hace milagros, si por tal cosa nos referimos a hechos
sorprendentes que parecen violar las leyes de la naturaleza cono-
cidas hasta el momento. Sin embargo también es justo decir que
prácticamente todo lo que se refiere a los supuestos milagros he-
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