les con la dominación romana, y por lo tanto consideraba que el
retorno a una vida más moral les devolvería la libertad. Tales hi-
pótesis son posibles, pero hay que tener en cuenta que el progreso
de las religiones es la consecuencia de sumar ideas, lo cual no tie-
ne nada de indigno, Jesús como el resto de los hombres puede te-
ner sus aciertos, pero también tiene derecho a equivocarse, pero
indudablemente su gran legado fue inculcar en los ciudadanos que
el progreso no solo se consigue a través del desarrollo tecnológi-
co, sino que también es necesario un desarrollo moral, y toda so-
ciedad evolucionada y civilizada necesita un código de conducta
sólido para que sea posible la convivencia y el progreso.
En mi opinión Jesús hizo en este sentido una exhortación acertada
en defensa de la paz y la justicia como principio fundamental para
procurar el bien de la humanidad. Para poder comprender a Jesús
es necesario reconocer que el no hacia milagros, pues su único
milagro fue conseguir que sus enseñanzas llegaran a todos los rin-
cones de la tierra para intentar que el mundo tuviera una mayor
formación moral.
En cuanto a la hipótesis de si Jesús pudo ser guiado por seres su-
periores o extraterrestres, tal cosa no me parece imposible, te-
niendo en cuenta la inmensa cantidad de planetas y estrellas que
pueblan nuestra galaxia, pero creo que de darse sería de forma in-
directa, pues en mi opinión cualquier civilización superior a la
nuestra consideraría una norma esencial de conducta estar dis-
puestos a ayudar a un mundo primitivo, pero sin que esa ayuda
constituya una injerencia directa en el desarrollo de su historia.
Por lo tanto aunque esta ayuda moral se hubiera producido lo más
razonable es pensar que el contenido de los libros religiosos como
la biblia fuera en su mayor parte el producto de los seres humanos
y no de seres superiores, como algunos intentan hacernos creer.
También me parecen vulgares quienes especulan sobre si Jesús
tuvo hijos o no, opinando sobre si ellos tendrían algún tipo de de-
recho sucesorio sobre un supuesto reino que nunca existió, pues
no hay que olvidar que Jesús era ante todo un filósofo o profeta
pero no un rey, y tanto si tuvo hijos como si no es ridículo espe-
cular sobre el hecho de que ellos tuvieran algún tipo de derecho
sobre su legado.
83