ley al demostrarse su interés por la mera recaudación e incumplir
su deber de hacer justicia.
Da la impresión de que en el mundo se hubiera implantado la ley
del sálvese quien pueda y todo se hubiera convertido en un circo
de impostores incluyendo políticos y medios de comunicación y
todo por el afán de lucro, creándose noticias sensacionalistas en
gran parte falsas al servicio en muchos casos de partidos deseosos
de manipular al electorado exagerando los delitos de la oposición
al mismo tiempo que se ocultan los propios. Pero el mayor enga-
ño es afirmar que vivimos en una democracia cuando no es más
que un nido de víboras disputándose el control sobre los presu-
puestos públicos, por eso más una democracia lo lógico es consi-
derarlo una anarquía en el que el lema para los políticos es poner-
se de perfil y hacer como si ellos no estuvieran, con el fin de ob-
tener el máximo de dinero publico mientras están en el poder.
También son despreciables ésos científicos materialistas que nie-
gan la existencia de todo aquello que no pueden medir o pesar,
pues en su suprema arrogancia se plantean la ciencia de forma po-
sesiva, como si fuera una propiedad, pues no aceptan que en el
mundo puedan estar sucediendo acontecimientos que escapen a su
control.
POBREZA Y DIGNIDAD
Hay dos clases de pobreza en el mundo, una es la ocasionada por
la falta de los medios necesarios para tener una calidad vida acep-
table en lo material y otra es la consecuencia de la falta de digni-
dad, una requiere de recursos económicos para resolverse y la otra
requiere de un comportamiento sensato. Es frecuente entre los ri-
cos burlarse de los pobres afirmando que esa situación de pobreza
siempre es culpa de ellos y que tal situación nunca les podrá ocu-
rrir, pero tal afirmación además de ser egoísta es profundamente
hipócrita, pues se puede ser afortunado en lo económico y sin
embargo ser pobre en dignidad.
También son despreciables esos políticos que pretenden afirmar
que todos los delincuentes son iguales, pues no es lo mismo quien
delinque por necesidad, que quien comete crímenes por arrogan-
cia y maldad. Pero esos políticos sinvergüenzas amigos de los de-
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