Pero la iglesia católica nos dice que sus ídolos son válidos por ser
de una misma religión, pero tal afirmación es falsa pues su única
intención es encumbrarse a sí misma mediante el encumbramiento
de los personajes religiosos y controlar el libre albedrío de los
ciudadanos. Porque cuantos más personajes religiosos sean con-
vertidos en ídolos más será idolatrada la propia iglesia y por lo
tanto mayor será la manipulación sobre la humanidad, pues el ob-
jetivo buscado por la iglesia es declararse a sí misma infalible y
conseguir el poder absoluto en la tierra a través del control total
de la mente humana. La humanidad debería tomar ejemplo de In-
glaterra, pues era una nación insignificante hasta que decidió libe-
rarse del yugo que la iglesia romana representaba y es a partir de
ahí cuando se convirtió en una nación grande y modelo para todas
las demás.
No pretendo decir que en el mundo no existan o hayan existido
personas a las que se pueda atribuir el calificativo de justos o san-
tos, pero si se quieren encontrar el último lugar en el que se las
debe buscar es precisamente en las organizaciones religiosas por-
que ellas están mucho más interesadas en su propio lucro y en in-
flar con mentiras la popularidad de sus miembros que en resolver
los problemas de la humanidad.
El hombre debe buscar su propio autodesarrollo y rechazar a esos
tiranos que se interponen entre él y Dios solo por afán de poder,
porque no hay mayor valor divino que la verdad y es a la verdad a
la que hay que adorar y no a las personas representadas en esos
ídolos de plástico. Es abominable crear ídolos que representen a
los personajes religiosos, porque las personas solo son una pieza
más de la evolución y en consecuencia están expuestos a cometer
errores. Es cierto que a lo largo de los tiempos muchas personas
han contribuido al progreso de la humanidad con sus ideas filosó-
ficas, pero a menos que se demuestre lo contrario estas personas
son hombres y no dioses y solo cuando se comprenda que lo ver-
daderamente divino son las ideas y no las personas la humanidad
podrá verdaderamente avanzar.
Otro ejemplo de idolatría es cuando se confunde a Jesús con Cris-
to, porque Jesús era un hombre que como los demás podía equi-
vocarse, por ello, es lógico y necesario tratar de mejorar sus ense-
ñanzas. Cristo en cambio no es una persona sino un símbolo que
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