LA INERCIA DE LAS MASAS
Resulta lamentable ver como las masas humanas tienden a tener
un pensamiento único, es como si no quisieran tomarse la moles-
tia de analizar las cosas para tener una opinión evolucionada.
Desde el momento en que una idea o corriente ideológica pasa a
ser asumida por la mayoría parece como si se formase un agujero
negro mental que tiende a atraer a las personas hacia él impidien-
do que abandonen tal dogma. Pero lo peor de todo es que cuando
alguien intenta alejarse de tales creencias las hienas de la sociedad
es decir los especuladores se echan encima atacándolos sin pie-
dad, estos especuladores interpretan ese alejamiento como una
oportunidad para sacar ventaja al distanciarse estas personas de
las verdades o creencias políticamente aceptadas por la mayoría,
entonces los especuladores se presentan ante los demás como su-
puestos defensores de la masa cuando en realidad solo buscan
provecho propio. Esta clase de personas no buscan la verdad y se
caracterizan en cada época por intentar obtener ventaja de las ra-
chas políticas yendo siempre a favor de la corriente, son los mis-
mos que durante la época nazi exaltaban al régimen y que a partir
del final de la guerra persiguieron con ahínco a quienes defendían
la pureza racial de forma pacífica. También fueron especuladores
los macartistas, que en Estados Unidos trataron obtener beneficio
político asustando a los ciudadanos contra aquellos que simple-
mente ejercían su derecho a pensar diferente. Otro ejemplo lo te-
nemos en la rigidez ideológica de los partidos políticos en este
sistema mal llamado democracia, pues las ideas diferentes a los
dogmas de la ortodoxia inicial son perseguidos de modo que al
final se termina considerando que los miembros de cada partido
tienen que asumir sus postulados como algo inamovible, volvien-
do los partidos toscos he incapaces de progresar de forma adecua-
da. Del mismo modo se intenta manipular la mente de sus segui-
dores a los que se dice que todos los males corresponden a los
partidos de la oposición y todas las virtudes al propio. Esto no
terminará hasta que la sociedad se dé cuenta que es necesario pa-
sar de votar partidos a votar ideas. Otro ejemplo parecido lo te-
nemos en los dogmas religiosos, los líderes de tales organizacio-
nes proclaman la infalibilidad de sus postulados para crear una
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