trol dietético se puede evitar el sobrepeso y esconder el vicio tras
la enfermedad no es una conducta muy sana precisamente.
Otro ejemplo es el consumo de alcohol o drogas, con frecuencia,
esto termina en el desarrollo de una adición, pero para no perder
el buen nombre ahora los borrachos se autodenominan enfermos,
sin embargo, es un acto de gran hipocresía presentarse ante todos
como supuestos enfermos, pero al mismo tiempo olvidan que esa
adición fue la consecuencia del vicio de beber más allá de lo que
el cuerpo podía soportar, pero reconocer eso por supuesto man-
charía su buen nombre. La sociedad no debe caer en el error de
colaborar en que se disimule el vicio presentándolo como supues-
ta enfermedad, porque todas las adiciones son la consecuencia de
un vicio desarrollado durante mucho tiempo y aunque es cierto
que ese vicio provoca una adición también es cierto que el origen
de esa adición son los malos hábitos de vida. Además, toda adi-
ción puede ser eliminada si se reduce paulatinamente la sustancia
que la provoca. La sociedad no debe caer en el error de encubrir
el vicio y mucho menos aceptar la existencia de atenuantes para
quienes cometan delitos bajo los efectos de las drogas, porque la
única forma de erradicar esos comportamientos es precisamente
no protegiéndolos cuando sus vicios perjudican a inocentes.
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