Introducción
En el presente artículo se realizará una revisión
sobre el uso de probióticos y prebióticos en
relación con la microbiota humana, y el efecto
que estos producen en la obesidad.
La microbiota intestinal humana ha ganado un
interés creciente por su impacto reticente en la
salud humana, como sus funciones fisiológicas y
patológicas integrales. Una gran cantidad de
microorganismos
colonizan
el
tracto
gastrointestinal (GI) en el momento en que
nacemos, y juegan un papel crucial en la
construcción de nuestra fisiología e inmunidad
futuras, lo que lleva al homeostasis del entorno
interno. El papel de las bacterias en la formación
de la inmunidad y la estructura intestinal ha
surgido en las últimas décadas. La composición
de la microbiota intestinal humana es el resultado
de una interacción bidireccional entre el huésped
y su consorcio microbiano. Los factores inmunes,
como la secreción de IgA y las secreciones
endógenas, terminan en el intestino y se ha
demostrado que afectan la composición de la
microbiota intestinal Además de estas
modulaciones endógenas, la composición y la
estabilidad de la microbiota intestinal se
determinan por nutrición u otros factores, tales
como probióticos, prebióticos, antibióticos,
fármacos y enfermedades. Los estudios actuales
sugieren que la manipulación de la microbiota
intestinal podría ser un enfoque prometedor para
la prevención y el tratamiento del síndrome
metabólico.
Tabla 1: ejemplos de la clasificación de varias
bacterias intestinales comunes
Desarrollo
Los probióticos se han definido según la
Organización de alimentos y agricultura FAO
“como microorganismos vivos que proporcionan
un beneficio a la salud del hospedero cuando son
ingeridos en las cantidades adecuadas” [9]. El
término probiótico fue utilizado por primera vez
en 1965 para describir microorganismos vivos no
patógenos, como bacterias mutualistas del
intestino, con efectos beneficiosos para el
huésped, prevención o tratamiento de
enfermedades. En los últimos 20 años su
consumo se ha globalizado gracias a su inclusión,
entre otros, en numerosos productos lácteos
fermentados. Los probióticos pueden representar
una forma directa de optimizar la relación entre
la microbiota y el organismo. Las principales
especies de probióticos que se integran en
alimentos son bacterias capaces de producir
ácido láctico y que pertenecen a dos géneros
principalmente: Lactobacillus, utilizados en la
fermentación de alimentos y Bifidobacterium,
gérmenes anaerobios estrictos. También se
emplean microorganismos no bacterianos, como
Saccharomyces
boulardii
(levadura
no
patógena), y bacterias no patógenas como
Streptococcus termophilus y Escherichia coli
Nissle 1917.
UNIVERSIDAD COLEGIO MAYOR DE CUNDINAMARCA
Facultad ciencias de la salud
Bacteriología y Laboratorio Clínico