Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 579
¨El Misterio de Belicena Villca¨
– ¡Neffe! ¡Arturo! –La voz de tío Kurt se dejó oír desde varios metros de distancia–. Sabía
que esto ocurriría y sé lo que estás viendo. No temas que todo es ilusión: aún podemos
cumplir nuestro objetivo ¿Puedes oírme?
–Sí, tío Kurt –respondí aturdido–. Te escucho como si tu voz procediese de mucha
distancia, y me encuentro muy sugestionado por esta profusión de ojos que manifiesta la
naturaleza, por este monstruo en que se ha convertido el Mundo.
–Escúchame bien, Arturo: harás exactamente lo que Yo te solicite y responderás a mis
preguntas. Me comunicarás lo que irás viendo, pues aquí no hay más ojos que los tuyos:
todos los ojos de Avalokiteshvara son ilusorios, son proyecciones de tu propia
debilidad emocional.
Hice un esfuerzo y me volví hacia la dirección en que provenía su voz. Vi millones de ojos
brillantes, vi que toda la Realidad continuaba integrada por ojos de pez, pero donde estaba tío
Kurt, donde debían estar sus ojos, sólo vi dos cuencas vacías, dos cráteres de negrura
impenetrable, dos ventanas abiertas a Otro Mundo: solté un grito de horror y retorné la mirada
hacia adelante.
– ¿Estás conmigo, Arturo? –preguntó insólitamente tío Kurt.
–Sí tío Kurt, respondí una vez más.
– ¡Tú realizarás la Obra: Yo sólo pondré, al Principio, el Signo del Origen sobre la Piedra
de Fuego!
Recordé las palabras de Birsa en la Carta de Belicena Villca: “los hombres mortales,
Hombres de Barro, que evolucionaban desde el barro, desde la Piedra de Fuego del Principio
que reflejaba una mónada semejante a El Uno, llegarían a ser al Final individuos idénticos a la
Piedra de Fuego, como Metatrón, el Hombre Celeste, el Arquetipo realizado, el Cordero Hijo
de Binah; serían así cuando el Templo estuviese listo, y cada uno ocupase su lugar en la
construcción, de acuerdo al símbolo del Messiah; serían así en los días en que el Reino de
YHVH se concretase en la Tierra; y reinase el Rey Messiah; y la Shekhinah se manifestase
”... ¡Tantos ojos! ¡Sí: aquella manifestación de Avalokiteshvara, de la Gran Madre Binah, era
también la Shekhinah, como la calificara Zacarías: “estas raíces ópticas del Árbol de YHVH
representan a Israel Shekhinah”! Al Principio del Tiempo, el hombre creado era como
estructura de barro; al Final, sería como Piedra de Fuego. A tales piedras, las plasmó
irreversiblemente el Signo del Origen transformándolas en Piedra Fría, en Piedra Increada,
según se escandalizaban los Demonios, marcándolas con la Abominable Señal: “Ellos,
grabaron el Signo Abominable en la Piedra de Fuego sobre la que cada Alma de los
Hombres de Barro se asentaba. Y el Signo Abominable enfrió la Piedra de Fuego, Aben
Esch, y la quitó del Final. Entonces, Cohens, la Piedra que debe ser lavada con lejía al
Final, es la Piedra Fría que no tendría que estar donde está, porque no fue puesta al
Principio por el Creador Uno”. “Piedra maldita, Piedra de Escándalo, Semilla de Piedra: Ellos
la plantaron después del Principio en el Alma del hombre de barro y ahora se halla en el
Principio”.
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– ¡Transmutemini de lapidibus in vivos lapides philosophicos! –Escuché a tío Kurt
repetir las palabras del Magister Dorn–. ¡Mira en la matrix!
–Veo un agua dorada, un aqua aurens, agitada por incontables chispas de luz: ¡es el
ánima panoptes!
– ¡Pon los corazones en la matrix!
Sin reflexionar, busqué al tanteo el sombrero, extraje los órganos viscosos, y los introduje
por la boca de la garrafa. No bien se hundieron en el ácido sulfúrico, una emanación de vapor
tóxico me obligó a retirar la cabeza: por la abertura del uterus philosophorum surgió durante
un momento el vapor rubeo, dando la impresión de que el líquido había entrado en
combustión; sin embargo, pronto se calmó, y un nuevo resplandor comenzó a brillar desde el
interior de la garrafa, esta vez negro. En ese momento apenas pude advertirlo porque tío Kurt
quería que Yo no levantase la vista del ácido y su macabro contenido, pero fue evidente que
disminuyó substancialmente la manifestación morfo óptica general.
– ¿Qué ves ahora? –preguntó desde su puesto.
75 Transmutémonos de piedras muertas en Piedras Filosofales vivas.
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