Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 452
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Símbolos, un Muro de Ilusión plantado por el Gran Engañador. Vosotros a menudo os
conformáis con palabras vacías, vale decir, os contentáis con palabras que representan ideas,
ideas que tienen poco peso en la realidad, ideas que son tan ilusorias como las restantes
formas de Maya. El Signo que vos portáis os hace distinto al resto de los mortales. Sin
embargo ni vos, ni vuestros Gurúes, sabéis cómo demostrar esa supremacía. Pues bien, con
esta simple pareja de dogos, Oh Bhattaraka, vos haréis lo que nadie, salvo que porte también
el Signo de Shiva, es capaz de hacer en este Mundo: Os revelaremos un Kilkor 39 que os
permitirá comandar mentalmente a ambos mastines a la vez.
Lo de dirigir a un perro con la mente sería efectivamente increíble para cualquier
mentalidad racionalista, más Yo lo consideraba posible y lo tomaba con naturalidad; lo que me
resultaba incomprensible era aquello de controlar a “ambos mastines a la vez”. El Gurú
Visaraga, que continuaba explicando las características del siniestro regalo, no tardó en
aclarar todas mis dudas.
–No os dejéis engañar por su aspecto fiero –afirmó con vehemencia–. No son animales
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comunes sino una pareja especialísima de perros daivas , balanceados en nuestro
Monasterio gracias a fórmulas antiquísimas que posee el Círculo Kâula: los perros daivas son
manifestaciones de la pareja arquetípica de perros celestes; cada uno es el exacto reflejo del
otro, y ambos emanan perfectamente del Perro del Cielo; incluso sus cuerpos etéricos
pertenecen a la misma Alma Grupal. Son como pares de principios opuestos manifestados
y, normalmente, uno neutralizaría al otro sin remedio. Durante una guerra muy antigua, quizás
anterior a la que narra el Mahabarata, los Gurúes entrenaban a los perros daivas como arma,
para que atacasen en pareja y no pudiesen ser detenidos por los enemigos de varna inferior:
sólo los Kshatriyas, los Héroes espirituales, los que por su Sangre Pura se encontraban
“más allá” de los principios opuestos Kula y Akula, lograban detener a los perros
daivas. ¡Es lo que vos, que ostentáis el Signo de Shiva, podéis hacer hoy con Kula y Akula!
Ya veis –concluyó el Gurú– que aunque vuestro poder de detener a un mastín enfurecido
mediante voces de mando os pueda parecer una hazaña inimitable, y tal vez lo sea en
Occidente, nada podríais hacer contra una pareja de perros daivas. Desde luego, hablo de los
Iniciados
en general. Porque vos, Dulce Peregrino, sois distinto a todos, poseéis el antiguo
Tao, la quietud activa de Shiva meditando: ¡Vos podéis dominar a los perros daivas con la
mente porque Vuestro Espíritu está más allá de Kula y Akula!
Imagínate, Neffe Arturo, ocho varas con un trisula o tridente en cada extremo, es decir,
ocho varas y dieciséis tridentes, dispuestas paralelamente una junto a otra y separadas por
pequeñas distancias. Imagínate luego otro conjunto igual, pero con las varas ordenadas
perpendicularmente a las anteriores. Aplica finalmente un conjunto sobre otro para formar una
rejilla, y obtendrás la forma básica del Yantra que me enseñó el Gurú Visaraga: una reja
cuadrangular con ocho tridentes de lado y cuarenta y nueve cuadrados interiores.
Después de la explicación referida, el Gurú, siempre acompañado por la pareja de
sadhakas y los feroces canes, me condujo a una estancia iluminada por cientos de velas y
cuyo piso no estaba pavimentado en modo alguno. De una de las múltiples repisas cubiertas
de velas, tomó unas bolsas llenas de fina arenilla de colores varios y, con singular maestría,
las fue derramando en el suelo hasta formar el Kilkor descripto.
Me preguntó si sería capaz de recordarlo. Asentí con un gesto y entonces dijo:
–Hijo de Shiva: no os sorprendáis porque conozcamos vuestros secretos, porque
sepamos sobre vos más de lo que vos mismo aprehendéis. Vos procedéis de un país lejano,
muchísimo más distante que el Assam Kâmarupa que a nosotros nos parece muy apartado,
pero tenéis bastante en común con los kâulikas: sois de nuestra misma Raza y varna, sois un
Kshatriya; lucháis en nuestro mismo bando contra idéntico Enemigo; estáis Iniciado en la
misma antigua Sabiduría de Shiva, el Señor de la Guerra y la Destrucción de Maya, la
39 Yantra o Mandala (en tibetano: Kilkor). Figura geométrica para uso ritual o mágico. Significa “cerco”. El término “kor” da la idea de
“encerrar” o “aprisionar”. Con más amplitud, un kilkor puede ser una muralla o fortificación, sentido que también alcanza al “mandala”
sánscrito.
40 Perros daivas perros “divinos”, perros de los Dioses.
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