Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 442
¨El Misterio de Belicena Villca¨
contenido en la Sangre podría purificarlos. A eso apunta la Estrategia del Führer; a eso y a
poner fin al Kaly Yuga o Edad Oscura.
Tenga presente que un pasú jamás podrá ser Virya Semidivino, pero que un Virya puede
descender completamente al nivel de pasú por una definitiva confusión sanguínea. Y
finalmente están los Siddhas Leales, aquellos que vinieron con Kristos Lúcifer a la Tierra hace
millones de años y pertenecen a una Raza “Hiperbórea”, otro Misterio que más adelante
comprenderá con claridad pues los términos “hiperbóreo” y “Thule” casi nada tienen que ver
con las leyendas de la Antigüedad.
Así pues son Siddhas, viryas y pasú, en el sentido hiperbóreo que le he dado y no como
vulgarmente se entienden estos términos en el Tíbet, las tres “categorías” de hombres con las
que deberá acostumbrarse a razonar de aquí en más. A esto agréguele un importante
concepto: “la Sinarquía organiza y planifica el mundo para los pasú y viryas perdidos. La
Sabiduría Hiperbórea enseña cómo debe purificarse el Virya para recuperar el Vril y
transmutarse de Semidivino mortal en Divino Hiperbóreo Inmortal”.
He de decirle algo, Kurt, que debe llenarlo de legítimo orgullo. Su análisis parapsíquico de
“oír la Voz de Kiev”, aun cuando no haya seguido las pautas de la Sabiduría Hiperbórea para
conquistar dicho carisma le ha conducido a la conclusión correcta. Me refiero a que su
afirmación de que es necesario “disponer el Espíritu para recordar”, como la mejor actitud
ante el peligro de racionalizar el fenómeno psíquico formulando un interrogante equivalente,
coincide estrictamente con nuestra filosofía. Es “disponiendo el Espíritu para recordar” como
se accede al Recuerdo de Sangre. Y este paso previo, inevitable para obtener la Iniciación
Hiperbórea, Ud. lo ha dado solo, hazaña que debe, como ya dije, enorgullecerlo.
Por estas últimas palabras podría pensarse que Tarstein, versado en temas de Ocultismo,
era una persona soñadora e indigna de crédito en cuestiones rigurosas, como suele acontecer
generalmente. Y nada sería más erróneo que tal apreciación pues si bien no he conocido a
nadie que supiera como él de Ocultismo, Filosofía Hermética o Religiones, eso era sólo una
parte de su inmenso saber. En aquellos años 30 Alemania, en pleno despliegue industrial, era
un gigante de Ciencia. Y Konrad Tarstein lo sabía todo. Era un erudito del saber germano en
todos sus matices: dominaba las matemáticas superiores en su más alto nivel, la química, la
física, la biología, las múltiples tecnologías industriales, etc. Para no hablar del campo
humanístico donde su dominio de las Filosofías antiguas y modernas, la Lógica, la Filología, la
Psicología, etc., era temible. ¿Cómo definir a un hombre así? Y lo más difícil: ¿cómo transmitir
su pensamiento sin deformarlo? Efectivamente, Neffe, Yo no hubiese sido capaz de exponer,
ni a ti la Sabiduría Hiperbórea; y si ahora puedo hablar contigo de ella es gracias a esos
extraordinarios Iniciados, Belicena Villca y Nimrod de Rosario. Recuerda que Oskar Feil
afirmaba que sólo a la de Tarstein podía comparar la Sabiduría Hiperbórea de Nimrod de
Rosario: estoy seguro que lo mismo habría dicho Belicena Villca. Gracias a ellos, Neffe, podré
confiarte esta parte de mi vida, que sería incomprensible para cualquier interlocutor que
desconociese los fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea.
Seré, pues, breve, dado que entiendes perfectamente a qué me refiero. Konrad Tarstein
me instruyó profundamente en la Sabiduría Hiperbórea y un día, en una sala subterránea del
Castillo de Werwelsburg, recibí la Iniciación Hiperbórea. En la Cámara Hiperbórea
especialmente construida para tales ceremonias, un Alto Iniciado de la Orden Negra, supongo
que un Pontífice, efectuó el ritual frente a un público de sólo ocho Iniciados. Y allí me enfrenté
con la Muerte, con la Muerte Kâlibur de Pyrena, como diría Belicena Villca. Vale decir, con el
Arquetipo de la Muerte, la Muerte que mata la Vida Tibia; y luego con la Muerte Fría Kâlibur, la
Verdad Desnuda de Sí Mismo que se encuentra tras el Fin de la Vida Tibia. Y al regresar a la
Vida Tibia, después de hundirme en la negrura infinita de Sí Mismo, comprobé que la angustia
de la Muerte había huido de mí para siempre. El temor animal a morir, el instinto de
conservación estaba definitivamente superado por la Sabiduría de la Vida Eterna. Una
voluntad de acero se adueñó definitivamente de mi naturaleza animal y supe que nada podría
detenerme, es decir, nada que implicase la Muerte, la amenaza de la Muerte. Era pura
Voluntad Resuelta: avanzaría hacia donde se me ordenase y repito, nada podría detenerme.
Fue entonces cuando se me reveló el objetivo de la misteriosa misión para la que me
habían preparado durante tantos años. Y una vez más, el encargado de la revelación fue
Konrad Tarstein.
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