Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 435

¨El Misterio de Belicena Villca¨ y de allí pasó a la Galia. Aunque es evidente que las Galias estuvieron habitadas antes que la Bretaña y la Irlanda, es, en rigor, posible que la organización jerárquica del cuerpo de los druidas y el sistema de su doctrina fuera inventada en Bretaña. Sin embargo, es más creíble que hubiera varias escuelas de druidas en el Continente y en las islas, y que una o algunas de la Bretaña gozaran de mayor celebridad por ser más completa la instrucción que en ella o en ellas se diera. En efecto, César no dice que todos los que querían entrar en la clase de druidas estuvieran obligados a ir a estudiar a Bretaña, sino que iban allí los que deseaban recibir una instrucción más completa. Una nueva prueba de que la Bretaña no era el centro principal de la organización de los druidas, es que sus asambleas generales las celebraban en un bosque consagrado, en el país de los carnutos, que estaba considerado como el centro de la Galia. Se ha creído que este bosque estaba en los alrededores de Dreux, y que esta ciudad tomaba su nombre de los druidas; pero esto no pasa de ser una suposición, puesto que el nombre de Dreux (Duro-Cath o Caz) significa un fuerte cerca de un río. En la obra ya citada De Bello Gallico, dice César que todos los hombres que pertenecían a las clases elevadas en la Galia, figuraban, ya entre los nobles, ya entre los druidas. Estos eran los encargados de la dirección religiosa del pueblo, así como también los principales intérpretes y guardadores de las leyes. Tenían los druidas poder para imponer los más severos castigos a aquellos que se negaban a someterse a sus decisiones. De entre las penas que podían imponer la más temida era la de expulsión de la sociedad. Los druidas no formaban una casta hereditaria, estaban exentos del servicio en el campo y del pago de tributos, y por estas excepciones y privilegios todos los jóvenes de la Galia aspiraban a ser admitidos en la Orden. Las pruebas a que un novicio debía sujetarse duraban a veces veinte años. Toda la instrucción o ciencia druídica se comunicaba oralmente, más para ciertas proposiciones tenían un lenguaje escrito, en el cual usaban los caracteres griegos. El presidente de la Orden, cuyo cargo era electivo y vitalicio, ejercía sobre todos los individuos que la formaban una autoridad suprema. Enseñaban los druidas que el alma era inmortal. La Astrología, Geografía, Teología y Ciencias físicas eran sus estudios favoritos. Los galos no hacían sacrificios humanos sino en casos muy raros, y en ellos se sacrificaba a grandes criminales. Todo lo que se sabe sobre las doctrinas religiosas enseñadas por los druidas se reduce a algunos fragmentos que se encuentran en varias obras de escritores de la antigüedad, y particularmente en César, Diodoro de Sicilia, Valerio Máximo, Lucano, Cicerón, etc. De estos fragmentos resulta que creían, como ya se ha dicho, en la inmortalidad del alma y su existencia en otro mundo, no siendo la muerte más que el punto o momento de separación de dos existencias. De esta creencia es natural que se derivara la del premio y castigo en la otra vida, creencia que explica naturalmente el valor indomable de los galos y su desprecio a la muerte. Enseñaban la posición y el movimiento de los astros y la magnitud del Cielo y de la Tierra, es decir que se dedicaban al estudio de la Astronomía, y sin duda alguna al de la Astrología. Cicerón dice que se consagraban también al estudio de los secretos de la naturaleza y al de la Fisiología. De esto nació su pretensión de poseer la ciencia de la Adivinación y de la Magia. Su estudio más importante fue el estudio teológico, más sobre él no se poseen datos ciertos, siendo muy poco conocido su sistema teológico, porque los escritores griegos y latinos, al hablar del nombre y las funciones y atributos de las divinidades druídicas, los refirieron a su propia teogonía; así que sólo pueden hacerse conjeturas a las cuales el estudio etimológico puede dar algunas probabilidades. César dice que su divinidad principal era Mercurio, que presidía las Artes, los viajes y el Comercio. Seguían después, por orden de importancia, Apolo, Marte, Júpiter y Minerva. Lucano y otros escritores colocan a la cabeza de los dioses a Teutates, y después de él a Hesos, Belenos, Taranos y a Hércules Ogmios. Añade César que los druidas pretendían descender de Dis, nombre que traducía como significando Plutón, y que a este origen se debía que contasen por noches y no por días. Esta opinión es evidentemente errónea, y el error nació de que Dis o Día era entre los galos uno de los nombres del Ser Supremo, al cual llamaban también Esar o el Eterno y Abais o Aiboll, el infinito. Belenos o Beal o Beas, era uno de 435