Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 426
¨El Misterio de Belicena Villca¨
–Aquí, Kurt, el Tiempo transcurre de otro modo, desincronizado del Tiempo exterior, del
Tiempo del Mundo. Por eso, en este espacio liberado de la plaza, y con este tiempo propio, la
construcción no puede ser estable y no sólo sus sectores varían, sino que lo hacen en
sincronía con el Tiempo interior: siglos y milenios de distancia se podrían salvar al
atravesar una de estas puertas. Por una de tales aberturas del tiempo y del espacio, llegaron
alguna vez mis Antepasados, los Señores de Tharsis de la rama germana, quienes
pertenecían a una Orden medieval conocida históricamente como Einherjar debe saber Ud.
que mi apellido Tarstein, significa “piedra de Tharsis”, en memoria de una Casa legendaria
que remonta sus orígenes raciales a los Atlantes blancos, los sobrevivientes blancos de la
Atlántida. Sé que esto le parecerá fantástico, pero Yo desciendo de una Estirpe que
permaneció oculta durante siglos debido a la tenaz persecución, persecución mortal, a que la
sometieron las Potencias de la Materia, vale decir, esa Jerarquía Oculta dirigida por
tenebrosos seres extraterrestres radicados en Chang Shambalá.
Seré más claro: mi familia, la rama germana de los Señores de Tharsis, era oriunda de
Suabia, país donde se habían asentado con el mayor secreto en el siglo XIII, huyendo de un
legendario ataque de los Demonios que casi extermina toda nuestra Estirpe. Allí se
mantuvieron durante cuatro siglos, conservando la Sabiduría Hiperbórea que había sido
confiada en tiempos remotos a nuestra Casa. En el siglo XVI, un Pontífice Hiperbóreo
procedente de Inglaterra, fundó en la corte del Emperador Rodolfo II, en Praga, la Orden
Einherjar, que tenía como objetivo desarrollar y aplicar en todo momento de la Historia un
método exacto para localizar el advenimiento del Señor de la Voluntad Absoluta, el Enviado
del Señor de la Guerra, es decir, el Führer de la Raza Blanca. En aquel momento, el Pontífice
decidió que la mejor Estrategia para el sostenimiento y perdurabilidad de la Orden exigía que
sus miembros perteneciesen siempre a ocho linajes escogidos entre las Estirpes de Sangre
Más Pura de Europa. El caso fue que uno de los Príncipes convocados por el Pontífice
pertenecía a mi familia, en tanto que otro provenía de la Casa de Branderburgo, de un linaje
colateral de los Hohenzollern. La Orden trabajó en secreto durante los siglos siguientes,
formando Iniciados Hiperbóreos y aguardando los tiempos de la llegada del Gran Jefe de la
Raza Blanca. Su base de acción más importante la constituyó el margraviato de
Branderburgo, que era desde el siglo XII un principado hereditario enfeudado con el
Emperador. Y justamente, la presencia de la Orden no es ajena al posterior ascenso de la
Casa de Branderburgo por sobre los restantes principados de Europa, hasta la obtención de la
investidura de Rey alcanzada por Federico Guillermo III en 1791. Nace entonces Prusia, el
Estado donde el principio rector nacional era el honor, donde la familia se organizaba en torno
a la figura autoritaria y ejemplar del padre, donde el orden imperaba en todas las clases
sociales, nobleza, burguesía y campesinado, porque se afirmaba en las nociones fuertemente
arraigadas del cumplimiento del deber, del ahorro, de la incondicional obediencia de los
subalternos, en la entera subordinación de los funcionarios, y en la más rígida disciplina
militar.
Pero, por sobre todo, Prusia fue desde el comienzo un Estado militar: dos tercios de su
presupuesto se dedicaba al sostén del poderoso ejército nacional que infringió derrotas a
Francia, Austria, Rusia, etc., e impuso respeto y admiración por el austero y señorial “modo de
vida” prusiano. Y junto con el arte de la guerra, se cultivaba aquí la filosofía, la literatura, la
música. Mas nada de esta revolución ocurría por casualidad: la Orden estaba ensayando, en
una sociedad de Sangre Pura, el Nuevo Orden que el Führer, en su próxima venida, aplicaría a
Alemania entera y al Mundo. Es por eso que el Führer no ha ocultado jamás su deuda con
Prusia y ha hecho pública su simpatía por Federico II de Prusia y por Bismarck, el Canciller de
Hierro.
Pues bien, Kurt: la antigua Orden Einherjar estaba tan fortalecida en el siglo XIX, que uno
de sus Iniciados llegó a ser coronado Rey de Prusia en 1840. Me refiero a Federico Guillermo
IV, llamado cortésmente “Damián de Branderburgo” por su amor a la Elocuencia y en recuerdo
del famoso retórico de Efeso. Fue el mismo Rey que hizo reconstruir Marienburg, el castillo
que sirviera de residencia en la Edad Media a los Grandes Maestres de la Orden Teutónica;
esta obra de restauración, como Ud. sabrá, es proseguida en la actualidad por una división
especial de la , cumpliendo órdenes directas del Reichführer Himmler. Y fue ese mismo Rey
quien, considerando que el antiguo peligro había cedido, y que los Demonios no podrían
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