Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 420

¨El Misterio de Belicena Villca¨ uno de los Grandes Guías Hiperbóreos y como tal me has conocido tú en un pasado remoto que, sin embargo, es siempre presente en el Misterio de la Sangre Pura. Por mi nombre Hiperbóreo debes llamarme: Kiev; pues así me ‘conocerá’ nuevamente la Humanidad al final de la Edad Oscura o Kaly Yuga. Estás unido a mí, como otros innumerables Espíritus encadenados por el Símbolo del Origen, el lazo que vincula a lo Creado con lo Increado: tú, y cualquiera de ellos, puede llegar hasta mí y hasta el Origen de la Raza del Espíritu, resolviendo el Misterio del Laberinto, atravesando la Ilusión de la Formas Creadas, remontando el Sendero de la Sangre Pura, como has hecho ahora sin comprenderlo. Allí, en el Origen, existen otros Seres como Yo, pertenecientes a la Raza del Espíritu, a quienes también han llamado Ángeles. Pero, en verdad, todos procedemos de Venus, de la Puerta de Venus. –Puedes comunicarte cuando quieras conmigo ahora que sabes regresar al Origen siguiendo el Sendero de la Sangre Pura, pero no debes hacerlo en tanto no hayas conseguido comprender el Misterio del Laberinto y seas dueño del Espacio y del Tiempo. En caso contrario mi presencia actuará como una droga que adormecerá tu incipiente conciencia espiritual. Eres víctima del Gran Engaño. Crees ser y casi no existes más allá del capricho de Jehová Satanás. Mientras no regreses conscientemente al Origen, allí donde ahora estás sin saberlo, no debes venir a mí pues podrías extraviar el camino. Primero debes ser lo que ya eres, debes retornar al Principio desde donde nunca has partido, recuperar el Paraíso que jamás perdiste. Cuando resuelvas este Misterio, marchando por el camino del Laberinto y llegando a la salida, recién podrás decir Yo Soy. Pero no temas, no estarás abandonado, serás guiado carismáticamente hasta el fin. Sigue los Círculos Cerrados de la Orden de Thule pero no te detengas en ninguno; avanza siempre, hasta llegar al Penúltimo Círculo; allí nos volveremos a ver. Y finalmente, trata de interpretar con sabiduría éste, mi consejo y guía: en el orden planetario primero el Führer; en el orden individual primero Rudolph Hess. Por lo tanto, sigue a Rudolph Hess, inspírate en Rudolph Hess”. Había conseguido resolver el Misterio de la Voz, llegando hasta su oculta fuente, el Divino Kiev, pero inmediatamente de lograda esta maravillosa hazaña psíquica se me prohibió restablecer el contacto ocasionándome una rara sensación de tristeza. Respetuosamente autoimpedido de contemplar la centelleante esfinge de Kiev a causa –lo aceptaba tácitamente– de mi imperfección, sólo deseaba salvar los obstáculos que me separaban del Penúltimo Círculo de la Thulegesellschaft donde sería autorizado a restablecer el vínculo telepático con el Origen. En todo esto pensaba mientras el tren me llevaba velozmente a Pomerania, lamentando no haber hallado a Rudolph Hess en Berlín para confiarle lo acontecido y consultarle sobre el Divino Hiperbóreo Kiev. Capítulo XVI ¡Tío Kurt, lo que me has contado es maravilloso! ¡Tú solo, internamente, vale decir, sin ayuda de nadie, llegaste hasta uno de los Dioses Liberadores! –exclamé, impresionado por la similitud de su experiencia con mi percepción de aquel instante infinito, la noche del terremoto, durante el cual contemplé la Divina imagen de la Virgen de Agartha. –Y dime tío: –agregué, haciendo caso omiso a los gestos de protesta de tío Kurt, que pretendía continuar linealmente con su relato– ¿pudiste conservar la facultad de comunicarte con el Capitán Kiev? quiero decir: ¿lograste escucharlo más adelante? ¿Lo oyes aún hoy? –Sí, Neffe –afirmó con resignación–. Aunque pasaron varios años hasta que Yo me atreví a dirigirme directamente a Él, Su Voz me guió en todo momento, salvándome la vida poco tiempo después, en Asia, como verás si me dejas proseguir el relato. Pero te anticipo una respuesta afirmativa a tu última pregunta: aún le oigo; aún me guía. Él me ordenó venir a Santa María y permanecer aquí. Y si bien cumplí con Su mandato, lo hice a disgusto, y todos estos años, estos treinta y tres años, los pasé en abierta rebeldía contra los Superiores Desconocidos. Sí, Neffe: El me habló muchas veces, y aún me habla, como lo hizo antes que tú llegases, cuando vibró el zumbido de las abejas, el sonido del Dordje de los Druidas, y me advirtió que sería atacado; mas Yo no he respondido a Sus mensajes. Nunca lo he hecho desde 1945. 420