Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 383
¨El Misterio de Belicena Villca¨
y tres, son muchos años para aguardar en Catamarca, Yo lo comprendía mejor que nadie, y
me parecía lógico que hubiesen erosionado su carácter. Y por eso entendía entonces que el
cambio estaba justificado, incluso que era previsible, toda vez que la carta de Belicena Villca
cubriese sus expectativas por tantos años postergadas. Pues estaba claro, ya que él mismo lo
había confesado, que sus instrucciones para después de la guerra, “instrucciones de los
Dioses”, lo obligaron a permanecer en aquel lugar, y que mi llegada portando la carta, y el
presunto e inminente ataque de los Druidas, constituían pruebas de que esa espera casi había
terminado.
–En verdad, Neffe –fue lo primero que dijo tío Kurt, confirmando mis presunciones– no es
la carta lo que me ha afectado hasta un extremo que no puedes imaginarte, sino el Misterio de
Belicena Villca, lo que estaba oculto tras su existencia real y que ahora se descubre ante
nosotros. De la carta, Neffe, de su contenido, es posible asumir una participación meramente
intelectual; pero del Misterio que la carta y que la muerte de Belicena plantean, del Misterio de
la Casa de Tharsis, no es posible excluirse sin quedar fuera de la Estrategia de los Dioses.
El Misterio ha llegado a nosotros –aquí tío Kurt, decididamente, se incluía en mi aventura–
y no podemos ni debemos intentar esquivarlo. Ahora, que el kairos lo permite, hay que llegar
hasta el final, hasta la Orden Tirodal, hasta Nimrod de Rosario, hasta Noyo de Tharsis y la
Espada Sabia, hasta la Batalla Final.
Asentí con un gesto, sorprendido aún por la firme y solidaria actitud de mi tío. Este
continuó, asombrándome una vez más.
–Mira Arturo, he pensado en estos días más de lo que tú puedes suponer, evaluando los
sucesos ocurridos y calculando cada paso que se debe realizar en el futuro. Por medio de ese
análisis estratégico global, y teniendo en cuenta mi experiencia personal, que pronto tendrás
ocasión de saber en qué consiste puesto que te narraré la historia de mi vida, he sacado
algunas conclusiones que sería bueno tomaras en consideración. Ante todo, y tal como lo
supuse desde un principio, he comprobado que tú no estás para nada preparado para
enfrentar esta misión. –Quise protestar, pero tío Kurt alzó la mano en forma inapelable y decidí
permitirle completar su exposición–. Atiende bien, Neffe: no dije que
puedas llevarla a cabo
sino que aún no estás preparado para emprender la misión. Pero lo estarás muy pronto si
comprendes mis argumentos y sigues mis instrucciones al pie de la letra.
–Por consiguiente, lo primero que debes comprender es que jamás se inicia una misión
como ésta sin un desprendimiento previo. Lo entiendo, y no necesitas explicármelo, que tal
desapego es un estado de conciencia espiritual que tú experimentaste desde el momento en
que te lanzaste a esta aventura: ahora mismo te sientes desconectado del mundo, liberado de
las ataduras materiales. Mas, debo decirte con realismo, que semejante actitud es
completamente subjetiva, ingenua, obstaculizante para conseguir el objetivo espiritual; una
actitud que no toma en consideración a los enemigos que tratarán de impedir la concreción de
la misión, enemigos dotados de unos poderes terribles y que gozan de una movilidad absoluta;
una actitud, en fin, que es estratégicamente suicida. Porque ¿acaso está realmente
“desconectado del mundo” quien se dispone a “cumplir una misión espiritual” aprovechando “el
período de sus vacaciones”; quien depende “del dinero” para viajar, de un dinero que es
limitado y que en algún momento puede terminarse; quien subestima al enemigo y deja tras de
sí, fuera de sí, “puntos débiles” que pueden ser fácilmente atacados y destruidos, es decir,
quien viaja sin renunciar previamente al amor por las “cosas del mundo”, sean éstas lo que
fueren, la familia, las pro-piedades, los amigos, el contexto habitual donde se desarrolla la vida
rutinaria, etc., todos posibles “blancos” de los golpes enemigos? No Neffe; quien así se
comporte es puro y simple, un buen hombre, pero no un buen guerrero: no llegará nunca a
cumplir su misión; el Enemigo lo detendrá golpeando a sus espaldas, amenazando o
destruyendo aquello “de afuera” que él ama, aquello a lo que él está realmente conectado,
atado o apegado, aunque no lo admita o reconozca.
Comprendí perfectamente su punto de vista y le dí en el acto la razón: en verdad Yo
permanecía aún atado a muchas cosas y mi viaje no podía haber sido más improvisado. No
obstante, poco fue el tiempo del que dispuse para decidir mi Destino. Antes bien el Destino
decidió por mí, sin darme tiempo a cambiar, a despertar, a “prepararme” como pretendía tío
Kurt. ¡Todo había sucedido tan rápido! ¿Qué debía hacer ahora? Es lo que le preguntaría a tío
Kurt:
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