Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 339

¨El Misterio de Belicena Villca¨ Sea como fuere, lo cierto es que en la conversión de la nobleza arriana al catolicismo, sucumbió el pueblo celta que debió aceptar el nuevo dogma, como anteriormente había aceptado el arrianismo, es decir, por imposición. El reino Visigótico de España, se vuelve Católico de la noche a la mañana en el Concilio III de Toledo de 589, con la conversión del Rey Recaredo por parte de San Leandro. Pero el paso definitivo para la catolización de la Galia céltica, ya lo había dado el ignoto Rey Franco Clodoveo, quien al convertirse en el año 496, se transforma en un instrumento de la Iglesia para la conquista misionera. Podría pensarse que los Druidas –de tan ruda oposición a los Dioses Hiperbóreos Tuatha de Danan en Irlanda– habrían de organizar la defensa contra la nueva fe (lunar) que desplazaba el antiguo culto (solar) celtíbero del Dios Beleno (adorado en Grecia también como Apolo) y a la Diosa Madre Belisana. Pues nada de eso aconteció, ya que los Druidas aconsejaron al pueblo la conveniencia de abrazar el cristianismo y ellos mismos se hicieron cristianos. ¿Druidas cristianos? Sabios en las leyes ocultas de la naturaleza material; poseedores de una Ciencia secreta demoníaca; ¿cree Ud. que se habrían convertido al cristianismo subyugados por esta religión? El Profesor me miraba intensamente. –Tal como Ud. plantea las cosas –respondí– estas conversiones me recuerdan a las de los marranos, o sea esos judíos, que forzados a elegir entre hacerse católicos o morir aceptaron lo primero, simulando practicar la nueva fe durante años (o siglos si consideramos que hay familias marranas que aún hoy, viven una doble vida), pero conservando el rito y las costumbres judías en secreto. – ¡Bien Dr. Siegnagel! –Bramó el Profesor– justamente a eso me refería; a una conversión fingida como la de los judíos marranos. Si Ud. considera la pregunta que le hacía antes, al leerle el texto del Oera Linda que sitúa a los Druidas como oriundos de Sidón, en Fenicia, comprenderá que hay otras similitudes sospechosas. El Profesor no dejaba de sorprenderme con su agudeza, planteando las cosas de tal modo que, como en los diálogos de los Sofistas griegos, las respuestas brotaban espontáneamente en el interlocutor del Filósofo. –Sí, –afirmé, fingiendo sorpresa por las consecuencias que adivinaba–. La relación resulta innegable, Profesor: ¡Judíos y Druidas provenían de Medio Oriente! Acompañé el comentario asintiendo elocuentemente con la cabeza. Este gesto estimuló al Profesor a continuar y, mientras agitaba briosamente en una mano el libro “El Misterio de los Templarios”, decía en tono convincente: –El gran celtista Louis Charpentier, autor de este libro y defensor a ultranza de los Golen y los Templarios, lo confirma con investigaciones fundamentadas: los Druidas se refugian en la Iglesia Católica. La oportunidad la brinda San Benito, personaje de gran sabiduría y santidad que al fundar la Orden Benedictina con una regla, (Ora et Lavora) que enaltece el trabajo y la oración, impulsa a la misma al salvataje de la Cultura griega y romana, amenazada de muerte por la decadencia del Imperio Romano, la barbarie, y la ignorancia increíble de los Papas. El punto de contacto se produce con San Columbano, un Fili de Irlanda dedicado enteramente a convertir los pueblos celtas a la religión católica. Louis Charpentier no puede ocultar su admiración por la infiltración druídica, cuando dice: “...San Benito había muerto en el 547, siete años después del nacimiento de San Columbano. Benito había conservado el tesoro clásico para la cristiandad; a esta misma cristiandad, San Columbano le iba a hacer entrega del tesoro celta”. “San Columbano era un cristiano de Irlanda, país que había abrazado muy pronto el cristianismo, sin las imposiciones más o menos brutales de los Emperadores romanos, ni las de los bárbaros que se decían romanos, como había sucedido en todos los países celtas de pasado druídico. Puede decirse, sin incurrir en error, que los cristianos de Roma y los de Clodoveo, hicieron desagradable el cristianismo en las Galias”. “Irlanda no conoció a Roma ni a los bárbaros, y eso explica esa aceptación del cristianismo sin brusquedades”. “Tampoco se conocen muchas cosas sobre los Druidas; pero su facilidad para aceptar una cierta forma de cristianismo, parece situarles espiritualmente muy cerca de aquél. Nada de la nueva revelación les ha extrañado: ni la unidad Divina, ni un Dios no 339