Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 319

¨El Misterio de Belicena Villca¨ –No crea Ud. que todos conocen la suerte corrida esa noche por su hijo. La verdad sólo la saben un grupo de Oficiales de Inteligencia. Pero ellos no han hablado, ni pueden hablar, porque si lo hiciesen expondrían a Noyo a una muerte segura a manos de las organizaciones subversivas, ya que incluso nuestro Servicio de Inteligencia está infiltrado por ellas. Pero Ud., con sus absurdos actos, ha caído bajo el ojo de otros Servicios de Inteligencia, e incluso es vigilada y seguida por miembros de nuestra propia fuerza que ignoran la verdad de los hechos. Y observe Ud. ahora qué endiablada trama se ha formado: si guardamos silencio para proteger a Noyo, nuestro Camarada, arriesgamos la vida de su madre, pues de continuar la confusión nadie sabe qué medidas podrían tomar los restantes Grupos de Tareas que reprimen en el Norte; y si hablamos, salvamos a su madre pero descubrimos peligrosamente la función de Noyo, lo que requerirá, al final, de una verdadera desaparición para lograr recuperar la seguridad perdida, quizá un cambio permanente de identidad, o la radicación prolongada en otro país ¿Comprende ahora el problema, Señora Belicena? Queremos saber qué hacer pues, lo que hagamos, debemos realizarlo pronto, con urgencia, como le dije antes, ya que las cosas han cambiado desfavorablemente para los que profesamos la ideología nacionalsocialista, entre los que se cuenta, desde luego, el Camarada Noyo. Sí. Entonces me dispuse a darle una respuesta concreta al Capitán. Su elocuencia me había permitido evaluar la situación desde otro punto de vista y comprendía que sería catastrófico para nuestra Estrategia que los Camaradas de Noyo aclarasen la situación y revelasen lo sucedido la noche de su desaparición. Yo venía afirmando invariablemente, en cuanta ocasión se me presentaba y ante cualquier público, que mi hijo Noyo “había sido asesinado por las Fuerzas de Represión”: el Enemigo no podía comprobarlo con certeza ni negarlo, por cuanto en esos días existían miles de casos semejantes, de personas que desaparecían como Noyo sin dejar rastros. Pero una Piedra de Venus se había movido, según percibían los Dioses Traidores, y simultáneamente comenzaba mi desplazamiento errático por los distintos Mundos del Norte Argentino y otros países de Sud América: y ello sólo se podía tratar de una Estrategia contra los planes de la Fraternidad Blanca, Estrategia que los Demonios esperaban contrarrestar desde cuatrocientos años antes. Hasta el momento así lo habían creído pues ignoraban totalmente la maniobra de Noyo. Empero, todo se derrumbaría si los militares aclaraban el caso y el Enemigo se enteraba de lo sucedido luego del secuestro: sin abandonar mi persecución, reorientarían la búsqueda hacia Noyo y pondrían en peligro el objetivo estratégico de su misión. Tenía que evitar, pues, que los militares hablasen. Más bien, tenía que ganar tiempo, porque de las palabras del Capitán se infería que la urgencia se debía a un cambio que luego tornaría imposible cualquier aclaración. Seguramente, sería el cambio político anunciado por el Capitán Kiev, el que sumiría a la Nación en la ruina económica y moral, y la pondría atada y amordazada en manos de la Sinarquía Internacional. Tratando de disipar la preocupación del Capitán sobre mi suerte o el estado de Noyo, le respondí, súbitamente locuaz: –Experimentan ustedes temores infundados por lo que me pueda pasar o sobre el futuro de Noyo –afirmé–. Ciertamente que he exagerado mi papel, ahora lo veo claro –mentí– y le prometo que a partir de hoy cesaré de representarlo. En cuanto a Noyo, le aseguro que se encuentra bien aunque ignoro su paradero. Él se comunica conmigo a través de un buzón secreto y no vacilaré en escribirle inmediatamente sobre todo lo que Ud. me ha dicho: habrá que esperar un tiempo, pero estoy persuadida que al saber que se lo requiere con urgencia no tardará en aparecer. Así, pues, le sugiero no innovar en la situación y aguardar el resultado de estas medidas. No obstante, me agradaría saber algo concreto acerca de los cambios desfavorables para nuestra causa que me ha mencionado, a fin de fundamentarle a Noyo la importancia de la convocatoria. –Veo que es Ud. razonable, Señora Belicena –se esperanzó el Capitán– y por eso le suministraré la información que me solicita. La cuestión es muy simple: las fuerzas nacionalistas y patriotas que se habían movilizado en defensa de la Nación, han sido traicionadas desde la cúpula del Gobierno. Los Jefes máximos de las Fuerzas Armadas han pactado con las organizaciones ocultas partidarias del Gobierno Mundial y han decidido entregar el país para un saqueo financiero que destruirá las bases económicas de la sociedad. Mientras este siniestro plan se elaboraba y llevaba a cabo, las únicas fuerzas nacionales capaces de reaccionar fueron entretenidas en una estéril lucha contra organizaciones 319