Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 317
¨El Misterio de Belicena Villca¨
y su Orden de Constructores Sabios requiriesen también el apoyo de la Sabiduría Hiperbórea
de la Casa de Tharsis, especialmente la valiosa experiencia recogida en milenios de luchar
contra las Potencias de la Materia: ¿quién conocía mejor que los Señores de Tharsis la
conspiración sinárquica de los Golen, hoy afirmados en todas las Iglesias Cristianas, y su
modo de actuar? ¿y sobre Bera y Birsa? ¿quién tiene más derecho que los Señores de
Tharsis para descubrir sus sentencias de exterminio? Según mi criterio, que al final se impuso,
sería Noyo quien localizaría la Caverna Secreta y se instalaría en ella como Noyo de la Piedra
de Venus, manteniendo la Custodia hasta el día en que el Pontífice Hiperbóreo construyese el
puente metafísico y un Noyo de su Orden de Constructores se lanzase por él para conectarse
con los Dioses Liberadores.
Puestos de acuerdo sobre quién ejecutaría cada rol, nos abocamos a planificar la
Estrategia particular que nos permitiría cumplir con las órdenes de los Dioses. La Estrategia
ideal, según convinimos, consistiría en crear un clima caótico en torno a la Chacra de Tafí,
dando lugar a situaciones lógicamente impredecibles que favoreciesen nuestra operación. Así,
en medio de una situación de alto valor estratégico para nosotros, pero totalmente ajena a
tales fines para cualquier observador extraño a la Casa de Tharsis, Noyo se filtraría
sorpresivamente con la Espada Sabia y emprendería el camino hacia la Caverna Secreta.
Simultáneamente, Yo me desplazaría en sentido contrario, ostensiblemente, para distraer al
Enemigo. Sería rápidamente detectada, pero el riesgo estaba calculado: lo importante era
ganar tiempo, durar lo suficiente como para que Noyo llegase al Valle de Córdoba. Con estos
propósitos, preparamos al detalle todas las fases de la empresa.
Dieciocho meses después, en Abril de 1977, ya disponíamos de todo lo necesario y nos
hallábamos ajustando los pasos finales. Teníamos las dos alforjas con las piedras
indeterminadas, los lapis oppositionis, aptos para practicar la oposición estratégica. Y todo
estaba listo para crear el clima de caos que las circunstancias requerían. Esto se lograría con
la colaboración involuntaria del Ejército. Me explico mejor: para sistematizar la lucha contra la
guerrilla, el Ejército había dividido al país en seis Zonas; la zona III comprendía a las
Provincias de Córdoba, La Rioja, Catamarca, Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Tucumán; en
Tucumán, la subzona 113 abarcaba la región de nuestra Chacra y a su mando se encontraba
el Capitán Diego Fernández, fiel Camarada de mi hijo. En combinación con éste, Noyo
consiguió que se montase un gigantesco operativo de rastrillaje y cerrojo, en la subzona de
Tafí del Valle, para mediados del mes de Abril de 1977: el objetivo de la operación procuraba
aniquilar a una columna del E.R.P., Ejército Revolucionario del Pueblo, que actuaba en la
subzona contando con el apoyo de algunos pobladores pertenecientes al P.R.T., Partido
Revolucionario de los Trabajadores. En esa noche negra para los comunistas, el Ejército
obtendría varias horas de zona libre, durante las cuales se interrumpiría el suministro
eléctrico, y sus comandos se desplegarían en toda la ciudad de Tafí del Valle y pueblos
aledaños a fin de capturar a los subversivos. Irían sobre blancos seguros, verdaderos agentes
de la subversión y combatientes irregulares, la mayoría de los cuales habían sido señalados
por Noyo. Fue por eso que Noyo solicitó como cobertura táctica que se allanase nuestro
domicilio y se simulase su detención: “eso alejaría las sospechas del Enemigo”, alegó. Cuando
todo estuvo listo para la acción, se acordó que Diego Fernández en persona se ocuparía de su
falsa captura, con el fin de evitar los imponderables o confusiones que pudiesen surgir si
intervenían otros militares y así asegurar su inmediata libertad. Libertad que Noyo
aprovecharía para desaparecer “por un tiempo”.
Naturalmente, nada de esto ocurriría pues Noyo partiría con la Espada Sabia dispuesto a
no regresar jamás a Tafí del Valle; pero eso no lo sabían sus Camaradas del Ejército. De
acuerdo a la particular metodología represiva que empleaban las Fuerzas Armadas en la lucha
antisubversiva, nunca utilizaban órdenes de allanamiento o siquiera daban parte a la Justicia
en las redadas nocturnas del tipo que llevaron a cabo en Tafí del Valle: los sospechosos eran
simplemente secuestrados, pasando en adelante a revistar en la aún más sospechosa
categoría de “desaparecido”. De ese modo, al día siguiente de la redada, Noyo figuraba
como uno de los “200 desaparecidos de Tafí del Valle”. Para comenzar a representar entonces
mi papel, Yo me apersoné en los Tribunales y presenté el inútil habeas corpus, junto con los
restantes familiares de los desaparecidos. El recurso legal, como era ya costumbre, fue
rechazado, puesto que los Jueces compartían la metodología oficial o bien temían engrosar
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