Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 310

¨El Misterio de Belicena Villca¨ infructuosa persecución llevada a cabo por Almagro, decide intentar mejor suerte mediante una nueva expedición. Oficialmente, se intentará explorar y ocupar el territorio del Tucumán, pero secretamente el objetivo principal consistirá en la búsqueda de los “otros blancos” y de la Ciudad de los Césares. El hombre de confianza de Vaca de Castro es el Capitán Diego de Rojas, español de Burgos que participara en la conquista de Nicaragua y que entonces se encontraba, a la sazón, en La Plata, o Sucre. Desde 1542 hasta 1543 se prepara la expedición, que al final sólo contaría con 200 hombres, aunque bien pertrechados, y se recogen datos sobre los pueblos de la Quebrada de Humahuaca y el país del Tucumán. Rojas, al igual que Vaca de Castro, sospecha que Almagro fue engañado por los indios y que “el Rey Blanco” huyó hacia el Sur, en dirección al Tucumán. Por eso, a pesar de que, siempre “oficialmente”, envía una flota desde el Perú a aguardarlo en Chile frente al puerto de Arauco, Diego de Rojas se propone adentrarse lo más posible hacia el Sur, siguiendo el rastro de los fugitivos. Asciende así hasta la meseta del Titicaca y baja a la Quebrada de Humahuaca, debiendo sostener permanentes combates contra los indios, que han sido alertados por los Amautas del Bonete Negro sobre las intenciones conquistadoras de los españoles: los ocloyas, humahuacas, pulares, jujuyes, etc., los atacaron sin cesar durante toda la travesía de la puna jujeña. Sin embargo, consiguieron llegar a Chicoana, hoy Molinos, y allí quiso la suerte que descubriesen unas gallinas de Castilla en poder de los indios Quilmes, gallinas que habían sido obsequiadas por la Princesa Quilla, lo que determinó que el rumbo de los expedicionarios se aproximase peligrosamente al Pucará Tharsy. La presencia de las gallinas convenció a Diego de Rojas de que en aquella región habitaban “otros blancos”, tal cual lo creyera Almagro, y lo impulsó a atravesar el Valle Calchaquí a lo largo, es decir, de Norte a Sur, hasta Tolombón y luego, por Fuerte Quemado, hasta Punta de Balasto, cruzando entonces los Nevados del Aconquija para salir a la altura de Concepción del Valle Thafy. Afortunadamente, aquella ruta llevó a los españoles demasiado al Sur y no hubo necesidad de poner a prueba las defensas mágicas del Pucará de Tharsy, ahora convertido en residencia permanente de los Señores de Tharsis. Diego de Rojas se enfrentó valientemente a los juríes del Tucumán, sin conseguir noticia alguna sobre el “Rey Blanco”, y continuó luego su marcha errónea hacia el Sur, explorando tierras que fueron denominadas por la Raza de sus habitantes: “juríes” o Santiago del Estero; “diaguitas” o Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, y Noroeste de Córdoba; y “comechingones” o Córdoba. A su regreso de estos estériles recorridos, a la altura de Salavina, en Santiago del Estero, el valeroso Diego de Rojas halló la muerte a causa de la 310