Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 275

¨El Misterio de Belicena Villca¨ que viera al Nefilim y comprobó que daba al patio de un enorme Palacio, en medio de una ciudad ciclópea. Un cuadro que quitaba el aliento. Es que estaban en el corazón de Chang Shambalá, muy cerca del Palacio del Rey del Mundo. El conjuro de los Iniciados cainitas había sido tan efectivo, apoyado, desde luego, por el Misterio de la Sangre Pura, que la Serpiente de Fuego les había allanado las Siete Murallas. El túnel de la iniciación sinárquica las atraviesa, para que los discípulos del Demiurgo puedan llegar hasta los Maestros de Sabiduría. Pero conviene que haga algunas aclaraciones. A pesar de todo lo que se ha visto hacer a los Iniciados cainitas y a Nimrod, no se trata de magia la clave para llegar a Chang Shambalá, sino de Estrategia. De nada valdría que alguien pudiera “abrir la puerta” si su Espíritu se encuentra dogmatizado o es víctima de cualquiera de las tácticas psicológicas que emplea la Fraternidad Blanca para lograr la Sinarquía Universal. Por eso la verdadera hazaña de Nimrod fue atravesar el túnel y los tres Templos con las armas en la mano, lo que habla, y hablará para siempre, de la Sangre Más Pura de la Tierra. Porque esos lugares son las cámaras de engaño más poderosas que existen en el mundo. Nada se les puede igualar, ni los tratamientos con drogas que puedan emplear los Servicios Secretos de Occidente, completados con hipnosis, ni cualquier otro sistema de “programación psíquica”. Quienes van a parar allí, personas útiles a la Sinarquía, Jefes de Estado, religiosos, Reyes, personas ricas e influyentes, presidentes de corporaciones, etc., “retornan completamente hechizados, dispuestos a trabajar de lleno para cumplir su misión”. Son los “Iniciados” de la Sinarquía, han “muerto” y “vuelto” a “nacer”; pero lo que en realidad ha muerto en ellos es el Espíritu, el Recuerdo de Sangre, que ahora, sumidos en una total confusión estratégica, ya nunca sentirán. En el patio exterior al Templo de la Sapiencia, donde se habían atrincherado los valientes kassitas, toda una legión de Hiwa Anakim espada en mano y varias escuadras de Sheidim, los enanos de piel terrosa, esperaban inquietos. Estos enanos, de enorme cabeza, son el producto de la cópula ritual entre los hombres y ciertos animales, durante las orgías de magia negra atlante. Transportados en masa a Chang Shambalá, luego de la hecatombe, habitan en lóbregas cavernas y realizan toda suerte de tareas para los “Maestros”. Últimamente han sido “re-descubiertos” en Occidente como acompañantes de tripulantes de O.V.N.I.S., pero, en verdad, se trata de una especie terrestre milenaria. Dominan un arma antipersonal paralizante que da sensación de frío y puede producir desmayos pero que no es mortal. Se muestran agresivos y son de temer si no se les conoce y no se poseen los conocimientos necesarios para neutralizarlos. Pero cuando llevan las de perder son cobardes y huyen en desbandada. Son feroces carnívoros pero no gustan la carne humana como los feroces Hiwa Anakim. Ellos son los responsables del robo de reses, mutilaciones de animales y succiones de sangre, así como los Hiwa Anakim suelen desayunarse con desprevenidos ciudadanos que jamás vuelven a “aparecer”. La vista del patio exterior no podía ser más espeluznante, pero Nimrod deseaba enfrentarse al cobarde Nefilim y vengar las horrorosas bajas producidas entre sus hombres por los gigantes antropófagos. Para ello trazó una simple Estrategia. Enviaría a la infantería en horda seguidos de una vanguardia de lanceros. Atrás quedaría la Elite de arqueros protegiendo la retaguardia y disparando permanentemente a los blancos más seguros. En la confusión Nimrod intentaría llegar hasta el Nefilim. El Emin Nefilim cuyo nombre era Kokabiel, uno de los doscientos Dioses Traidores que vinieron de Venus, siguieron el Sendero de la Mano Derecha y fundaron la Fraternidad Blanca o Jerarquía Oculta de la Tierra, se hallaba dirigiendo a sus huestes de pesadilla escudado tras una enorme fuente de surtidor. Su aspecto era deslumbrante pues estos Demonios son orgullosos y sienten placer por mostrar una apariencia bella, tratando vanamente de competir con Kristos Lúcifer, Señor de la Belleza Increada. Nimrod dio la orden de atacar y una horda de guerreros Kassitas se precipitó contra la cerrada formación de los Demonios. Los enanos dispararon sus armas de “cinturón” y produjeron algunos tropiezos entre los primeros guerreros, pero pronto se vio que el ímpetu que llevaban haría imposible detenerlos de ese modo. Comenzaron a llover docenas de flechas al tiempo que chocaban las dos vanguardias generándose una tremenda refriega. En ese momento Nimrod, que se había dirigido aparentemente en sentido contrario, cayó de dos 275