Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 273

¨El Misterio de Belicena Villca¨ indagar sobre la suerte corrida por los Hierofantes, comprobaban que todos habían perecido. Y por eso lloraban a gritos y maldecían al siniestro espino. Pues los Iniciados que no murieron cuando la terrible lengua de fuego abrasó la torrecilla estaban ahora ensartados en gruesas y largas púas que cubrían la totalidad del recinto azul. ¡El pueblo Kassita había perdido a la Elite de Iniciados cainitas; su suerte estaba ahora solamente en manos del Rey Nimrod! Pero entonces, el sonido del cañón OM comenzó a invadir el ámbito de la ciudad y pronto se hizo tan insoportable que muchos cayeron al suelo desmayados de dolor. Una nueva nube de vapor geoplasmático, ahora brotando del suelo de Borsippa, se propagó rápidamente. La niebla subió hasta una altura igual a la mitad de un hombre y cubrió a los que se desplomaron sin sentido. Los primeros en rodar, casi instantáneamente, fueron los habiros; hombres y mujeres; niños y ancianos; todos caían en el acto, fulminados por el penetrante sonido. Y a continuación ocurrió, quizá, el penúltimo gran fenómeno de ese día glorioso. De pronto, tan misteriosamente como se había formado, la niebla comenzó a disiparse dejando al descubierto a numerosos hombres y mujeres que yacían tendidos en el suelo o que intentaban levantarse. Pero el prodigio era que los habiros, en su totalidad, habían desaparecido. Y el sonido diabólico, el monosílabo de Él, también cesó en ese momento. Los Kassitas, al comprobar que los habiros no estaban a la vista pensaron que habían huido pues muchos de ellos eran sus esclavos o sirvientes y esta presunción aumentaba su furor. Pero los habiros no habían huido: toda su comunidad experimentó los efectos selectivos del cañón OM cuyo sonido, convenientemente afinado, tiene la propiedad de producir la teletransportación. En lugares distintos, a muchas millas de distancia, se “encontraron” los pastores habiros al recobrar el conocimiento y si bien al principio maldecían a Nimrod y a su “magia”, atribuyendo a ésta la culpa de sus involuntarios viajes, al tener noticias de la suerte corrida por Borsippa, agradecieron a su Dios Yah por haberlos salvado. Muchos despertaron en Nínive o en Assur, pero otros fueron a parar a sitios tan lejanos como Ishbak, Peleg, Serug, Tadmor o Sinear. De hecho, muchas familias tardaron años en reunirse, separadas por distancias de doscientas o trescientas millas, lo que contribuyó a difundir, de manera distorsionada, la hazaña de Nimrod en el Oriente Medio. A todo esto, en Borsippa, un arquero se asomó por la negra abertura del cielo y gritó: –¡Guerreros, al ataque! ¡Nimrod vence! Este llamado era anhelado por el pueblo Kassita y causó que, un instante después, miles de guerreros se lanzaran al asalto del Cielo. Quincuagesimocuarto Día Cuando Nimrod y Ninurta se convencieron de que el rayo sónico OM no podía contra ellos se aprestaron a invadir el Umbral. El pasillo era lo suficientemente ancho como para que pudiesen avanzar de a cinco a la par, cosa que hicieron a la carrera. Al frente iba la espectral figura de la Princesa Isa, seguida por Nimrod, Ninurta y el resto de los arqueros, menos una docena que quedaron de guardia a la entrada. Aquella caverna, construida con el fin de atemorizar a los aspirantes a servir al Demiurgo, tenía las paredes cubiertas de bajos relieves monstruosos y leyendas misteriosas e impías. También existían puertas laterales que daban a ciertas “cámaras” en donde la Demonio Dolma suele presentarse en su lasciva desnudez, rodeada de una corte de Sacerdotisas prostitutas. Ella es la encargada de “guiar”, y “hechizar” a los adeptos que ignoran los peligros de la magia sexual. Estas y otras muchas trampas alucinantes, destinadas a confundir y someter la voluntad de los ingenuos aspirantes que suelen aventurarse a atravesar el Umbral, se hallaban montadas, acechantes, en toda la interminable longitud del siniestro pasillo. Pero ninguno de tales trucos podía detener a los que estaban más allá de los sentidos; a los que sólo oían la Voz de la Sangre Pura; a quienes su determinación los había llevado a luchar al Cielo. La vanguardia Kassita llevaba recorrida una longitud de dos estadios cuando el túnel concluyó abruptamente dando lugar a tres salas, una a continuación de la otra, en cuyas entradas grandes inscripciones en varios idiomas permitían saber que se hallaban en el “Templo de la Ignorancia y del Aprendizaje” o en el “Templo de la Fraternidad” o en el “Templo de la Sapiencia”. La primera sala se hallaba vacía, salvo un altar con los odiados símbolos de 273