Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 247

¨El Misterio de Belicena Villca¨ marcha que nadie se atrevía a imaginar por qué camino se había realizado. Sí; el Señor de Venus llegaba caminando, atravesaba el ángulo recto, y se situaba sobre la Piedra; y ahora dominaba la torre y miraba a los Hombres de Piedra. El Noyo se puso inmediatamente de pie y anunció: –¡Damas y Caballeros: os presento al Capitán Kiev! –¡Gracia y Honor, Sangre de Tharsis! –saludó el Señor de Venus, expresando con su mano derecha el bala mudra. –¡Salve, Vale! –contestaron a coro los Hombres de Piedra. Aquel Ser, de clara apariencia humana, era en verdad resplandeciente: un halo violáceo se extendía varias pulgadas en torno suyo y permitía apreciar los detalles de la indumentaria. Esta no podía ser más simple, pues constaba sólo de tres prendas: una especie de cota de malla fina, escamada, que le cubría la totalidad del cuerpo a excepción de la cabeza y las manos; un par de botas de caña corta; y un cinto con hebilla octogonal, sobre la que estaban grabados un conjunto de signos indescifrables; las tres prendas habían sido elaboradas con materiales inimaginables. Comparado con los Hombres de Piedra, el Señor de Venus era un gigante: un codo más alto que los vrunaldinos, quienes se contaban entre los Caballeros de mayor estatura de Castilla. Tenía el cabello rubio, bastante corto, y facciones agradables en el rostro, de tez muy pálida. Pero lo que más impresionaba, pues le otorgaba el indudable aspecto de un ser de otro mundo, o perteneciente a una Raza desconocida, eran sus ojos carentes de pupila, sólo compuestos por un iris color verde esmeralda: esos ojos, desprovistos de expresión humana, testificaban la inquietante evidencia de que la Historia del hombre ha olvidado algo; algo que quizá sea inevitable recordar en nuestra Época, Dr. Arturo Siegnagel. Luego del saludo, el Capitán Kiev continuó hablando; aunque no movía los labios todos le oían perfectamente, y nadie se interrogó sobre el prodigio. Los Hombres de Piedra advirtieron enseguida que con Aquel Ser no habría ninguna clase de diálogo: el Señor de Venus había venido a traer un mensaje y luego de comunicarlo se iría. –¡Sangre de Tharsis: Os traigo el saludo de Navután, el Señor de la Guerra! ¡Y también Os traigo Su Palabra! ¡Prestad atención, abrid bien Vuestros sentidos, porque la presente es oportunidad única, tal vez irrepetible antes de la Batalla Final! En verdad, ha sido la hazaña que habéis protagonizado al contribuir a destruir los planes del Enemigo lo que ha motivado esta visita: ¡en la morada de los Dioses, el Señor de la Guerra y los Señores de Venus, han bebido el Hidromiel con Vuestros Antepasados! ¡Allí, en la Morada de los Dioses, Os habéis ganado un lugar junto a los Héroes de la Raza Hiperbórea! ¡Y en la Tierra, habéis conquistado el derecho a existir, aún en medio de la mayor Ilusión del Gran Engaño! ¡Es la Voluntad de Navután que Vuestra casa exista hasta el día de la Batalla Final y que sus miembros acompañen las filas de los Dioses portando el estandarte del Espíritu Eterno! Por eso Os ha revelado por mi intermedio a Tirodinguiburr, Su Nombre Olvidado, la Clave del Misterio del Laberinto: para que Vuestro Espíritu se reoriente hacia el Origen y jamás vuelva a extraviarse. Comprended, Señores de Tharsis, que el hombre dormido sólo es consciente de un Mundo, de una Tierra, de una Historia, a la que considera “real”, pero que el Espíritu cautivo comparte en la Ilusión millones de Mundos posibles, de Tierras semejantes, de Historias parecidas. Vosotros sois hombres despiertos, mas el hombre dormido vive, sin saberlo, en millones de Mundos a la vez: su conciencia, en ocasiones permanece toda la vida referida a un Mundo particular; o, eventualmente, pasa de un Mundo a otro sin notarlo; pero el hombre dormido es incapaz de distinguir un Mundo de otro pues la Ilusión es muy intensa, el sueño demasiado profundo. Diferente es el punto de vista del Espíritu cautivo, que subyace encadenado en el Alma del hombre dormido. Para el Espíritu Eterno cualquiera de esos Mundos puede ser “real”, puede vivirse como real, pero todos son igualmente ilusorios. Para el Espíritu, muchos de los hombres que creen existir, y muchas de las cosas que se cree que existen, no son reales, es decir, son pura ilusión. Para el Espíritu sólo es Real el Mundo que El mismo afirma como tal, sólo existe el hombre en el cual Él se manifiesta con mejor orientación estratégica. ¡Así es, Señores de Tharsis!: Para el Espíritu, la Realidad depende de la orientación estratégica. Y el hombre despierto sólo existirá si dispone de orientación estratégica con 247