Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 245

¨El Misterio de Belicena Villca¨ –Damas y Caballeros: Debéis tener la seguridad de que si os cité con tanta premura no ha sido por capricho sino porque un asunto impostergable lo exigía. –A medida que iba hablando, imprimía a sus palabras un tono de gravedad tal que, algo impensable en un Hombre de Piedra, sugería la influencia de una fuerte impresión. Semejante efecto no podía ser causado por aquella asamblea; debía tratarse de otra cosa. –En verdad –continuó– esta reunión la solicitó El, a quien enseguida conoceréis. Yo, por mi parte, sé que la prudencia aconsejaba aguardar aún algunos años, antes de sostener un Consejo de Familia. Algún sonido brotó de cada garganta pues un murmullo se elevó y ganó la sala. A todos asombraba la revelación de que recibirían un visitante puesto que, en la dilatada historia de la Casa de Tharsis, jamás los Hombres de Piedra se habían congregado en presencia de un extraño. Una vez que la exclamación colectiva se disipó en el espacio, el Noyo retomó la palabra: –No os preocupéis, Hombres de Piedra, que el Secreto de la Casa de Tharsis quedará a salvo: nuestro huésped no es de este mundo; vendrá aquí desde K'Taagar y luego regresará a la Ciudad de los Dioses. Pero, es necesario que os relate las circunstancias de mi encuentro con El, uno de los Dioses Liberadores del Espíritu del Hombre, uno de los Señores de Venus. Como sabéis, desde hace cinco años estoy manteniendo la guardia de la Espada Sabia: en ese período de tiempo no cesé de contemplar la Piedra de Venus, mas nada diferente advertía en ella. Día tras día me concentraba en su contemplación, esperando observar el Signo del Origen, o la Señal Lítica de K'Taagar, pero nada nuevo ocurría: sólo los signos danzantes de la Ilusión, los Arquetipos Creados por el Dios Uno, que también están adentro nuestro, pasaban vanamente frente a mi vista. Sin embargo, un día sucedió algo diferente; fue en Mayo, poco antes de que enviara por Ustedes. El relato era seguido con atención superlativa. Sin dudas, el Noyo había tenido una experiencia maravillosa, pero ciertamente extraordinaria, fuera de lo común, irregular. Los Dioses Liberadores hacía miles de años que no se manifestaban a los hombres: desde la Época de los Atlantes Blancos. –Pues bien, ese día, luego de varias horas de meditación, me quedé adormecido frente a la Espada Sabia. Ignoro cuánto tiempo permanecí en ese estado. Recuerdo solamente que un sonido musical fue despertándome, hasta que distinguí con claridad la Palabra “Tirodinguiburr” modulada en la Lengua de los Pájaros; coincidentemente, al clavar los ojos en la Espada Sabia, vi a las Vrunas que forman esa palabra brillando perfectamente nítidas en el centro de la Piedra de Venus. Mi asombro no tenía límites, como os podéis imaginar, cuando oí, brotando a mis espaldas, una Voz, dotada de la Majestad del Espíritu Eterno, que pronunciaba mi nombre. Al volver el rostro me encontré ante un Ser pletórico de Luz, que me observaba sonriente junto al Angulo Recto de la Caverna Secreta: comprendí entonces que era El quien proyectaba el Signo Tirodinguiburr en la Piedra de Venus y procuraba llamar mi atención. Volví rápidamente a contemplar las Vrunas mas, creedme Hombres de Piedra, que me resultará difícil comunicar lo que ocurrió en ese instante. Un prolongado suspiro acompañó las últimas palabras del Noyo. Luego de un segundo de vacilación, durante el cual el brillo de sus ojos se apagó y la atención pareció dirigirse hacia adentro, prosiguió con firmeza. –En ese instante, Caballeros, comprendí el significado del Signo Tirodinguiburr. Y su comprensión me infundió el Más Alto Grado de la Sabiduría Hiperbórea. ¡Era el Espíritu Eterno quien se liberaba y aislaba, como nunca antes, de la Ilusión de las Formas Creadas! ¡Sí, mi propio Espíritu, fijo y plantado, como un meñir que permanece y se asoma en la corriente temporal del Alma, de pronto se sostenía en el Origen, en su instancia eterna e infinita! ¡Ya lo sabía todo! ¡Había regresado al Origen, me había liberado del encadenamiento en la Materia, y comprendía el por qué de la Caída! ¡De haberlo querido habría podido partir allí mismo hacia Hiperbórea! ¡Pero no podía hacerlo; no mientras la misión familiar no estuviese cumplida; no mientras Vosotros permanecieseis aquí, en medio de los Demonios; no mientras nos quedase por librar la Batalla Final contra las Potencias de la Materia! El Honor me impedía partir; y quizás esa decisión era lo que esperaba Aquel Ser pues recién entonces habló: –¡Oh, Noyo de Tharsis! –dijo– ¡No te sorprendas al sentir la Tierra Firme del Espíritu! ¡Los Dioses están contigo: es la Voluntad de Navután quien te sostiene ahora en el 245