Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 239
¨El Misterio de Belicena Villca¨
3ro. – La presencia de la Vruna de Oricalco es la presencia del Gral y el pueblo a
quien los Dioses hayan confiado su custodia es sin dudas, en ese momento, el Linaje
hiperbóreo más puro de la Tierra.
4to. – Para certificar si un determinado pueblo ha estado en posesión de la Vruna de
Oricalco hay que estudiar su arquitectura hiperbórea de guerra:
La posesión de la Vruna de Oricalco exige la construcción de estructuras de piedras
con peculiares propiedades topológicas. Dichas construcciones pueden no parecer hechas
para la guerra, pero tal apariencia obedece exclusivamente a la ignorancia que existe sobre la
Estrategia Hiperbórea. Un ejemplo lo constituye el “castillo” de Montsegur, sobre el monte Pog,
en el Languedoc francés. Esta construcción, que no es una fortaleza ni muchos menos, se
levantó para permitir que la secta hiperbórea de los Cátaros pudiese recibir y conservar la
Vruna de Oricalco. Los principios que allí predominan son los de la “ley del cerco” y de la
“oposición Estratégica” siendo tarea inútil pretender hacer de Montsegur un observatorio
astronómico o un templo solar. Pero como la arquitectura de Montsegur ha sido proyectada en
función de la Vruna de Oricalco quien no atienda a esta clave jamás llegará a resultado
positivo alguno.
5to. – Hay que distinguir entre el asiento del Gral, al que llamamos Vruna de Oricalco,
y el Signo del Origen, que la Vruna de Oricalco representa. Dije que en la piedra azul violeta
los Dioses engastaron una figura de Oricalco y denominamos al conjunto, piedra y figura,
Vruna de Oricalco. Pero el Signo del Origen, que fue cincelado en Oricalco y engastado, posee
por sí mismo el poder de presentar “afinidad” con el Gral. Por eso muchos linajes hiperbóreos,
que no alcanzaron el Alto Honor de custodiar la Vruna de Oricalco, recibieron en cambio el
Signo del Origen como premio a su Sangre Pura y reconocimiento del esfuerzo empeñado en
su Estrategia. Es así como el Signo del Origen tuvo, con el correr de la Historia, una particular
proliferación entre ciertos linajes que orgullosamente lo incorporaron a sus estandartes.
Naturalmente; los Líderes trataron en un principio de velar en parte su contenido simbólico
simplificando la figura, es decir, quitando algunos elementos sugestivos, pero, luego de la
caída en el exoterismo y la vulgarización, el verdadero aspecto del Signo del Origen fue
olvidado; ya dije, por ejemplo, que la Swástika procede por mutilación y deformación de aquel
Signo Primordial.
Sin embargo en muchos casos, debido a la extraordinaria pureza sanguínea de algún
linaje, el Signo del Origen fue exhibido completo, permitiendo a los Líderes emplear su enorme
poder para proyectar la luz del Gral sobre la masa del pueblo. Podría dar varios ejemplos de
comunidades asiáticas portadoras del Signo, pero tenemos a mano el caso de los sajones
que habían grabado el Signo del Origen en un tronco de árbol al que consideraban columna
del mundo, universalis columna. El fin de tan audaz determinación merece también un
comentario. Cuando en el 772 Carlomagno conquistó Teutoburger Vald procedió rápidamente
a destruir el tronco Irminsul y a ejecutar a cinco mil miembros de la nobleza sajona. No
conforme con esto, luego de tres décadas de heroica resistencia, la Raza sajona, de purísimo
linaje hiperbóreo, fue totalmente “cristianizada” (previa ejecución de sus más puros retoños).
He sabido que muchos alemanes cultos consideran “afortunada” esta espantosa campaña
carolingia. Así, por ejemplo, el profesor Haller opina sin rubor que “sin la sumisión de los
sajones hoy no existiría una nación alemana” pues “para el devenir histórico de la nación
alemana, tal cual hoy es, la incorporación de los sajones al Imperio de Carlomagno era una
condición previa imprescindible”. Esta opinión generalizada se basa en el análisis “a posteriori”
de los hechos históricos, y por eso, considerando que la extinción de la dinastía carolingia
posibilitó que doscientos años más tarde la sangre sajona llegara con Otón a ponerse al
frente del mundo occidental, se da por sentado que la dominación y “conversión” de los
sajones fue “necesaria” y positiva. He aquí mi humilde opinión: la Judeocristianización de los
sajones representa el más duro golpe que los Poderes Infernales asestaron a los linajes
hiperbóreos en la Era cristiana, mayor aún que la conversión de los Vikingos, de los Celtas o la
destrucción de los Cátaros, sólo comparable al aniquilamiento de los Reinos Godos. Y la
destrucción del árbol Irminsul, con la pérdida para occidente del Signo del Origen, es una
catástrofe muy difícil de evaluar.
239