Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 217
¨El Misterio de Belicena Villca¨
La alegoría nos permite comprender, entonces, que los Dioses Liberadores con su
mensaje carismático, descubren un principio matemático que permanecía inconsciente en
la estructura cultural, al que denominamos “principio del cerco”. De aquí que:
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c - La “Anilla” en la celda del prisionero es análoga al “principio del cerco”, principio
matemático, o Arquetipo Colectivo que permanecía inconsciente en el hombre dormido y que
el mensaje de los Dioses Liberadores des-cubre.
Demostré, Días atrás, que en el proceso mental que da lugar a la “idea científica” de un
fenómeno concurren elementos de dos fuentes principales: los “principios matemáticos” y las
“premisas culturales preeminentes”. Esto se verifica principalmente al formular una “ley de la
naturaleza”, la cual explica el comportamiento de un fenómeno estableciendo relaciones
causales entre aspectos del mismo. Pondré un ejemplo sencillo: se desea “medir” el lado de
un poliedro regular. Aquí el fenómeno es un cuerpo con forma de poliedro regular, vale decir,
un “ente fenoménico”. Se toma para ello la “regla graduada”, es decir, una superficie plana
sobre la que se hallan grabadas las unidades de longitud y de la cual estamos seguros que
uno de sus lados es perfectamente recto. Se hace coincidir el cero de la regla con el
“comienzo” del lado que vamos a medir. Se observa ahora que el “fin” del lado coincide con el
número cinco de la regla y se afirma sin más que “en el poliedro, el lado mide cinco
centímetros”. Se ha realizado, como se verá, una serie de operaciones subjetivas cuyas
conclusiones, sin embargo, pueden ser confirmadas por otros observadores; esta posibilidad
de comprobación es lo que da peso de “ley de la naturaleza” al hecho mencionado.
Pero ocurre que en la regla, que se cree numerada, en realidad hay signos grabados que
representan números, no números en sí. Los números son principios matemáticos propios de
la estructura cultural, o sea elementos subjetivos, que intervienen en el acto de “reconocer que
el límite del lado coincide con el signo 5”. Si se dice “mide cinco centímetros” se está
realizando la afirmación de una cualidad empírica: “existe una proporción (es decir, una
relación matemática) entre la longitud del lado del poliedro y la longitud del meridiano
terrestre”. Esta proporción es fija o constante (=5cm.) y constituye una “relación entre
aspectos de un fenómeno”, o sea, una “ley de la naturaleza”.
El centímetro equivale a la centésima parte de un metro y éste a la diezmillonésima parte
de un cuarto de meridiano terrestre.
El ente fenoménico se presentó completo, íntegro en su manifestación. Sin embargo no
es posible aprehenderlo en su totalidad; a poco que se lo observe una parte del mismo se
hace eminente, sobresaliendo y destacándose por sobre otros aspectos. La unidad del
fenómeno ha quedado rota en favor de la pluralidad de cualidades que se es capaz de
atribuirle. Se distinguen dos caras cuadradas, y en cada cara, cuatro aristas y cuatro
ángulos, etc. Luego se practica la medición de una arista o lado y se establece una “ley de la
naturaleza”: “la longitud del lado es proporcional a la longitud del meridiano terrestre y su razón
es de 5 cm.”
En esta operación que se acaba de describir han intervenido los “principios matemáticos”
(cuando se distinguen dos caras, cuatro aristas, etc.) y las “premisas culturales preeminentes”
(cuando se tornó “eminente” la cara, el lado, o cualquier otra cualidad). Las dos fuentes
concurren en el acto racional de “relacionar” (medir) aspectos del fenómeno y postular una “ley
de la naturaleza” (mide 5 cm.) que puede ser universalmente comprobada.
Espero haber dejado en claro que los principios matemáticos (el uno, el dos, el
cuadrado, etc.), por ser propiedades intrínsecas de la estructura mental, ntervienen a priori
en la formulación de una ley de la naturaleza. En cuanto a los “números” del mundo, esos que
aparecen grabados en la regla graduada, sólo son signos culturales de representación a los
que se distingue gracias al aprendizaje convencional. Hubo pueblos antiguos que
representaban los números con nudos o ideogramas; es presumible que un instrumento de
medición compuesto de una vara en la cual se han grabado jeroglíficos, no significaría, en
principio, nada para nosotros si no logramos “leer” los signos, es decir, realizar las
representaciones numéricas.
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